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 domingo, 17 de diciembre de 2006  
Manifestación en Moscú. Las fuerzas de seguridad reprimieron la marcha. Hubo 40 detenidos
Los opositores a Putin denuncian la involución democrática en Rusia
El ex campeón mundial de ajedrez Garri Kasparov criticó al gobierno y dijo que su país vive un Estado policíaco

Moscú. - La oposición rusa denunció ayer la involución democrática y exigió la dimisión del presidente Vladimir Putin durante la manifestación celebrada en Moscú en medio de un singular despliegue de fuerzas de seguridad. Unos 8.500 policías y soldados supervisaron la protesta, denominada Marcha de los Disidentes, que reunió en el centro de la capital rusa a unos 4.500 militantes de partidos y movimientos liberales y de izquierdas. "Esta es una manifestación de hombres libres", dijo el ex campeón mundial de ajedrez Garri Kasparov. "No queremos seguir con un Estado policíaco", agregó. Kasparov, de 43 años, lidera el movimiento opositor Frente Cívico Unido y planea presentarse como candidato a las elecciones presidenciales de 2008.

Los manifestantes denunciaron la "falsa democracia dirigida" de Putin, a quien acusaron de restringir la libertad y el pluralismo y amordazar los medios de comunicación en su empeño por formar un "poder vertical" donde nadie pueda desafiar su autoridad.


Autoritarismo en aumento
Kasparov criticó duramente a Putin y calificó a Rusia como un Estado policíaco, según declaraciones al diario alemán Bild am Sonntag. "Creo que hablar de una dictadura es probablemente prematuro, porque aún siguen vigentes algunas libertades y derechos cívicos. Pero indudablemente la sociedad rusa es autoritaria, un Estado policíaco donde el propio gobierno ni siquiera hace un intento de cumplir con sus propias leyes", dijo.

También el ex jefe de gobierno Mijail Kasyanov instó a la unidad con vistas a las elecciones parlamentarias de finales de 2007 y las presidenciales de 2008.

Algunos manifestantes pedían al grito de "Putin fuera" el fin del gobierno del presidente. La llamada "marcha de los disidentes" fue convocada por Kasparov, los partidos liberales y grupos radicales rusos. Entre los organizadores también estaba el polémico escritor Eduard Limonov, líder del Partido Nacional Bolchevique.

Unas 4.500 personas acudieron a la antigua plaza Maiakovski al inicio de la protesta, mientras más manifestantes avanzaban por las calles laterales sin que la policía se interpusiera en su camino. El centro de Moscú aparentaba hallarse en estado de excepción, con autobuses policiales, camiones cisterna y vehículos quitanieve en las intersecciones. Helicópteros policiales sobrevolaban el cielo de la ciudad. La policía dijo que fueron 2.500 los manifestantes. Según la oposición, la policía tenía órdenes de impedirles marchar hacia el Kremlin. "La cúpula del Estado nos tiene miedo, porque por fin hemos conseguido unirnos", gritó Kasparov a la multitud. Pocos días antes de la manifestación la policía inspeccionó la oficina de Kasparov en busca de "literatura extremista".

Entre la multitud, las banderas de partidos políticos reflejaban a media decena de facciones, cuyos líderes hicieron un llamado para una oposición unida contra el candidato que se espera sea nombrado por Putin como su sucesor.

Las pancartas de los manifestantes reclamaban la renuncia de Putin bajo la mirada de miles de policías que vigilaban la céntrica plaza de la Victoria, el lugar autorizado para el evento. Algunos llevaban fotografías de la periodista crítica con el Kremlin Anna Politkovskaya, cuyo asesinato, en octubre, todavía no ha sido esclarecido.


Inusual control
Policías disfrazados de civiles estuvieron hombro a hombro con los manifestantes, mientras que otros cientos esperaron en calles aledañas o camionetas que rodeaban la plaza. Una fuerza civil voluntaria con hombres que llevaban bandas rojas en el brazo reforzó la vigilancia.

Al término de la manifestación se produjeron enfrentamientos entre manifestantes y agentes. La policía especial Omon detuvo a unos 40 opositores y arrestó a un destacado político del partido liberal Unión de Fuerzas Derechistas. El ministerio de Interior había amenazado reprimir "con dureza cualquier manifestación antisocial".

Mientras tanto, críticos del Kremlin denunciaron desde otras regiones rusas que la policía no les permitió viajar a Moscú para participar en la protesta. La prensa moscovita reportó numerosos casos similares.

El ex campeón mundial de ajedrez instó a la canciller alemana, Angela Merkel -quien asumirá la presidencia de turno de la Unión Europea el 1º de enero próximo-, a no callar en caso que se produzcan violaciones a los derechos humanos en Rusia. Además se pronunció en favor de la exclusión de Rusia del denominado Grupo de los Ocho (G-8) argumentando que no es ni una gran nación industrial democrática ni una gran potencia económica.

Mijail Kasyanov, ex primer ministro de Putin que se convirtió en un líder liberal de la oposición, dijo a la multitud que quería un mejor sistema educacional, de vivienda y salud. "Tenemos 15 meses hasta el cambio de gobierno", afirmó a la multitud. "Si este gobierno continúa con sus políticas el país se desmoronará. Debemos unirnos. Si nos unimos y se realizan elecciones libres, ganaremos, 100 por ciento seguro", indicó.
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Policías rusos llevan detenido a uno de los manifestantes.

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