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domingo,
17 de
diciembre de
2006 |
Energía vs. alimentos
El economista de Asagir, Jorge Ingaramo, no descarta la posibilidad de que el auge de la demanda de biodiesel pueda llegar a involucrar al girasol. Explicó que en Europa en función de las metas previstas por la regulación -que nunca pudieron alcanzar- para realizar cortes de naftas y gasoil con un porcentaje de biocombustibles "apelaron incluso a la colza, que tenían a mano. Un aceite de muy buena calidad y llevaron de 600 a 800 dólares la tonelada el precio".
"En lugar de usar aceites más baratos para biodiesel por efecto de la demanda apelaron a la colza", aclaró. Por eso a su juicio hay un interrogante claro a futuro vinculado con la disyuntiva entre el uso de los granos para alimentos o energía. "Uno a veces se pregunta ¿cómo vamos a quemar alimentos que el mundo necesita?", dijo Ingaramo, pero por otro lado "nunca se sabe hasta dónde va a llegar la demanda de aceites para hacer biocombustibles. Ante eso, consideró que "lo más lógico es que empiecen por la soja. Por eso en la Argentina la mayoría de los proeyctos industriales de biodiesel son en base a esta oleaginosa, que es más barata y logísticamente más conveniente", agregó.
"Los que conocen el mercado dicen que quizás el aceite de girasol va a ser el último al que van a apelar para producir biocombustibles, pero eso depende de la demanda", señaló Ingaramo. Por eso, "no sabemos si el efecto va a ser indirecto y o si en algún momento será directo. Lo que sí sabemos es que en la Argentina de los próximos años va a haber una competencia de usos por la tierra, para producir proteínas y para producir energía", concluyó.
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