El girasol busca duplicar sus negocios en la próxima década

El sector prevé operar por u$s 3.000 millones en 2015. Proteínas cárnicas, el nicho que despunta

"Eramos el pariente pobre del complejo oleaginoso y ahora estamos queriendo jugar en primera". La frase que disparó Jorge Ingaramo, economista de la Asociación Argentina de Girasol (Asagir) resume la intención de los actores de la cadena de esta oleaginosa que pretende para 2015 duplicar el movimiento del negocio para alcanzar los 3.000 millones de dólares anuales en su conjunto y con un valor agregado cercano a los 1.500 millones de dólares.

Aunque el plato fuerte de la cadena girasolera pasa por las exportaciones de aceite a granel, donde Argentina ocupa el primer lugar, los empresarios del sector buscan despuntar competitividad en el rubro de las proteínas cárnicas en base a expeller o pellet de girasol, otro de los principales nichos en los que el país saca ventaja. "En el mercado de las carnes estamos indirectamente asociados, no es nuestro target pero nos completa mucho el margen bruto de producción e industrialización", explicó Ingaramo, quien recorrió junto a un grupo de periodistas de todo el país las instalaciones de la planta aceitera de Vicentín en Ricardone y los puertos de la compañía en San Lorenzo.

Por tanto, "hay que seguir al mercado de las proteínas cárnicas con tanta delicadeza como al de los aceites porque finalmente termina siendo un componente del precio", apuntó el economista.


El caso Vicentín
Por caso, directivos de Vicentín reconocieron a La Capital que están trabajando en un proyecto para la elaboración de alimentos para ganado en base a cáscara de girasol, fundamentalmente para alimentar a los animales de los feed lots que la compañía tiene en el norte provincial.

Este nuevo negocio -que recién está en experimentación- le permitiría a Vicentín cerrar un ciclo ya que se trata de animales que pasan luego a abastecer a Friar, la industria frigorífica del grupo que adquirieron a mediados de 2004.

La relevancia que tienen tanto la producción de aceites como proteínas en la cadena girasolera quedan expresadas en el precio que obtiene el productor por el grano. Por caso, según apuntó Ingaramo según estudios realizados en los últimos años el 80% de las variaciones en la cotización de la semilla de girasol se debe al valor del aceite, mientras que el 12% corresponde al de la proteína, mientras que el 8% restante está vinculado con los costos y márgenes de molienda.

Pero para llegar a la meta a la que apuntan desde Asagir, plasmadas en un plan estratégico de competitividad 2006/2015, desde la cadena buscan nuevos horizontes. Uno de ellos es el mercado de los biocombustibles, pero a priori no como desarrollo directo -aunque esto no está excluido a futuro- sino por añadidura.

Es decir, en un escenario de alta demanda de aceites de más baja calidad como los de soja para la producción de bioenergía, éstos dejarán nuevos espacios para el mercado de aceites de girasol, que en estos tiempos muchas veces siente el impacto negativo del precio que provoca la sobreoferta.

Según explicó Ingaramo, el aceite de soja actúa como "una competencia fuerte" para el de girasol, ya que en el momento en que hay mucha demanda de proteína se procesa soja con ese fin y el aceite que deriva de ese proceso sale a competir al mercado bajando el diferencial de precio entre los aceites de más alta calidad y los de menor.

Así, según el diagnóstico de Asagir "el mercado está muy dinámico" y basan sus previsiones en las que realizó Oil World que indican que las exportaciones de aceite de girasol van a crecer un 88% hasta 2015.

Por otra parte, según el organismo internacional, "la demanda de proteínas animales, en base a proteínas vegetales tendrán un crecimiento del 2,7% por habitante en los próximos diez años, sumado a un 1,2% del crecimiento poblacional.


Desde abajo
La metáfora del pariente pobre surge de un análisis de la historia reciente del cultivo en los últimos diez años en el país. "Venimos de una base terrible, nadie quería sabernada con el girasol, se había perdido mucha plata, habíamos llegado a producir 7 millones de toneladas y los precios se derrumbaron", dijo Ingaramo.

Luego de la caída de los precios de fines de los 90 a raíz de la sobreoferta local la situación del cultivo mejoré entre las campañas 2000/01 y 2005/06 y en seis años la producción de girasol tomó un ritmo de crecimiento del 6,2% anual acumulativo y este año cerrará con 4,1 millón de toneladas.

Pero mientras la producción se incrementó a esos niveles, el rinde aumentó apenas 6,4%, "lo que indica que aún resta mucho por hacer", indicó Ingaramo y explicó en ese sentido la necesidad de reducir el costo unitario de producción a través de la asignación actual de tierras o con la incorporación del cultivo en nuevas zonas, empleando la intersiembra con soja.

Más allá de alcanzar nuevos horizontes en materia de precios y volumen de producción, el sector avanza hacia el desarrollo de nuevos nichos como el de las variedades especiales como los mid y alto oleico que van camino a reemplazar en el proceso industrial a los aceites hidrogrenados cuyo uso ya está siendo limitado en los países del primer mundo.

Estos mercados diferenciados ya prendieron fuerte en el país. Según indicaron desde Asagir este año la producción de alto oleico puede rondar los 180 mil hectáreas sobre 2,3 millones sembradas. "Es un buen número porque no es un mercado de nicho y no hay que arruinarlo", agregó Ingaramo.

Lo que más influye en la variación del precio del girasol es el valor del aceite.