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 domingo, 17 de diciembre de 2006  
El director de Le Monde Diplomatique en español disertó sobre ciudadanía
"Rosario tiene la mejor calidad de vida de todo el país"
Carlos Gabetta elogió la gestión socialista, pero indicó que "el capitalismo ya no puede ofrecer inclusión"

Eugenia Langone / La Capital

Volvió al país hace ocho años y en los últimos días estuvo en Rosario, la ciudad de la que se fue hace más de tres décadas y a la que elogió sin dudar. "Está a la vista por qué Rosario es la ciudad con mejor calidad de vida", aseguró Carlos Gabetta, responsable de la edición para América del Sur de Le Monde Diplomatique, quien participó de un foro de debate organizado por la Asamblea por los Derechos Sociales sobre "La construcción de ciudadanía". Allí disertó junto al intendente Miguel Lifschitz y la vicedecana de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Rosario, Silvia Robin. Aunque destacó la gestión socialista de la ciudad, Gabetta afirmó que "el sistema capitalista ya no es capaz de ofrecer inclusión", y que las nociones de ciudadanía y democracia "son conceptos que están rengos de su pata más importante, que es la económica y social".

-Rosario fue presentada tras un estudio como la ciudad del país con mejor calidad de vida; sin embargo, al mismo tiempo hay sectores que tienen que reclamar por necesidades básicas como son trabajo, vivienda y alimento. ¿Cómo se explica esta dicotomía?

-La razón por la cual Rosario es considerada la ciudad con la mejor calidad de vida salta a la vista. Anoche, por ejemplo, me llevé una sorpresa buenísima cuando llegué al bajo por Corrientes y vi la costa abierta al río. Porque yo me fui de acá en el 74 y en esa época había que ir a La Florida para ver el Paraná. Ahora está abierto a todo el mundo y es un paseo hermoso que no tiene el criterio de Puerto Madero. Y hay otros ejemplos en la ciudad que hacen que se note que hay una administración socialista hace 20 años, que tendrá sus defectos, pero que al menos se preocupa por otras cuestiones, como la salud. Eso le valió esta calificación de mejor ciudad para vivir porque no se vive bárbaro, pero es donde mejor se vive en el país. Ahora es cierto que viene el granizo y queda al descubierto la pobreza, que no es una cuestión municipal porque la Intendencia puede paliar la pobreza y la exclusión, pero esto tiene que ver con los tiempos que corren y con la administración nacional. En Europa una crisis como la que vivimos en 2001 es considerada similar a una guerra. Sucede que este es un país viable, que tiene cinco veces la dimensión de Francia y la mitad de los habitantes, y que tiene lugares riquísimos, con energía y agricultura. Pero cada tanto nos encargamos de tener una crisis y salimos rápido porque vivimos en una especie de paraíso.

-El Partido Socialista rompió con el bipartidismo histórico entre el peronismo y el radicalismo, e incluso ahora está ante la posibilidad de ganar la gobernación de Santa Fe...

-Primero, es excelente que se haya roto el bipartidismo, que no me parece saludable ni aquí ni en ninguna parte. Es bueno que haya diferentes corrientes de opinión y que esto facilite alianzas y estas alianzas deban ser discutidas. Y me parece bien que se empiece a terminar la forma populista de gobernar, que es la forma de los peronistas y también de los radicales, que no es más que un peronismo de clase media. Sucede que el radicalismo es más timorato, mientras el peronismo es más lumpen y menos democrático. Además, el socialismo en el mundo está gobernando muchos países. Siempre que ocupan el gobierno, como en Francia, Italia y España, hay otro talante, una mayor sensibilidad social y cultural, y una mayor decencia. Y eso se nota en Rosario y es lo que deteriora o agrieta las formas de democracia populista, las formas de administrar a través del amiguismo y la compinchería. Además cada sociedad tiene los dirigentes que es capaz de tener. Este es el único país donde los dirigentes sindicales son millonarios y no lo ocultan. En un país así, en el terreno de la construcción de ciudadanía, a la Argentina habría que pasarle un tractor con un arado, hay que darla vuelta.

-¿La ciudadanía está en crisis?

-Hay una degradación de la ciudadanía en todo el mundo y muy en particular en los países subdesarrollados, pero tiene que ver con el sistema económico en el que vivimos. El capitalismo está en un momento de su evolución donde, en cualquier lugar del mundo, no es capaz de ofrecer inclusión. Antes uno no era bueno en los estudios, te decían que tenías que trabajar y te ibas a trabajar; hoy existen miles de jóvenes con cuatro diplomas y tres lenguas que no consiguen trabajo, y esto se reproduce en todo el mundo. Las razones de la falta de conciencia ciudadana son muchas y en nuestro país tuvimos un siglo pasado lleno de golpes de Estado, caída del nivel educativo y una clase dirigente tanto política como sindical que es lamentable. Además de todo eso, ya no hay posibilidad de ofrecer inclusión.

-¿Cuál cree que es la alternativa ante un cuello de botella que se cierra cada vez más?

-Creo en una forma de socialismo democrático. No es la Unión Soviética ni el partido único, ni la dictadura del proletariado ni la economía totalmente planificada desde el Estado. Pero tiene que ser una forma de socialismo, como socializar el trabajo. De esa manera, se hará que todo el mundo trabaje menos y que los capitalistas ganen menos; entonces en lugar de trabajar ocho horas, trabajamos cuatro para que los que no tienen empleo hagan las otras cuatro horas. Pero acá incluso se hace trabajar a una persona hasta 12 y 16 horas, lo que hace que tengamos cada vez ricos muy ricos y cada vez más pobres muy pobres.

-La cuestión siempre es la distribución...

-Sí, pero nadie habla en serio de la distribución de la riqueza porque con este sistema, con esta mentalidad, con esta ideología, es imposible distribuir y cada vez va a ser más imposible. En algún momento los dirigentes se darán cuenta de que eso no puede continuar porque cada persona que sale del mercado del trabajo no sólo es un costo, sino que además es un consumidor menos. Entonces, el capitalismo está en esta fase, que no la inventé yo, sino que está en "El Capital", que se publicó en 1863. Ya hemos salido del sistema feudal al monárquico, del monárquico al capitalismo y la democracia. Y saldremos del capitalismo.

-En su último libro habló de los 20 años de la democracia argentina, ¿cómo la analiza en la práctica ante las manifestaciones de quienes siguen excluídos?

-En el título del libro la palabra democracia aparece encomillada porque es cierto que hubo continuidad de gobiernos democráticos, pero la democracia no es sólo eso. Democracia es libertad, igualdad y fraternidad, que ahora se cambió por solidaridad. Pero en estos 40 años la Argentina pasó de ser el país más igualitario de América Latina a ser uno de los más desiguales del mundo, con casi la mitad de la población debajo de los niveles de pobreza y esto incluso se intensificó en democracia durante el menemismo. Entonces, de qué democracia hablamos. Si sólo es ir a votar, vayan a decírselo al cartonero, que seguramente va a decir que la democracia no le cambia nada y tiene razón.

-¿Democracia y ciudadanía aparecen como conceptos vacíos en la práctica?

-Creo que son conceptos rengos, y rengos de la pierna más importante que es la económica y social. Porque los derechos humanos son políticos, pero también son económicos y sociales.
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