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sábado,
21 de
octubre de
2006 |
Un chico hirió de una cuchillada a
un taxista y se llevó su recaudación
El chofer se resistió y el ladrón, que lucía obnubilado, le descargó varios puntazos. Se fue con cien pesos
"Siempre me consideré un tipo intuitivo, que podría evitar cualquier situación de peligro, pero esta vez me tocó a mí". Gustavo Cellini trabaja de taxista hace once años y nunca se vio ante una situación límite como quedar a merced de un delincuente armado. Ayer a la mañana, a la hora en que mucha gente salía de su casa para meterse de lleno en la rutina, un muchacho de 18 ó 20 años le hizo señas en Ovidio Lagos y Rueda y apenas abrió la puerta le tiró varias puñaladas. Una le causó una herida profunda en el brazo izquierdo, para robarle unos cien pesos.
Cellini tiene de 39 años, está casado y tiene una hija de 11. Sobre el mediodía de ayer estaba en su casa de zona sur, donde se recupera del malestar y de la herida que había sufrido pocas horas antes. Dos puntos de sutura y un vendaje que le cubría casi todo el antebrazo eran las marcas más visibles de lo que podría catalogarse como un ataque desproporcionado.
Con su humanidad de dos metros de altura acomodada en una silla del comedor de su casa, el taxista narró con calma su historia. Eran las 6.30, hacía poco menos de una hora que había salido con el Chevrolet Corsa que, ante las dimensiones del chofer, parecía una lata de sardinas. "Dejé a un pasajero en Lagos y Biedma. Pegué la vuelta por la avenida hacia el centro y al llegar al barrio Fonavi vi que un muchacho, a la altura de Rueda, salió a hacerme señas", contó Gustavo.
"Era un pibe de unos 18 ó 20 años, petisito, carita redondita, vestía ropa tipo de laburar. La verdad, no pensé que me haría algo así, menos a esa hora y en ese lugar", remarcó el taxista. La observación venía a cuento de que en las dos o tres cuadras que abarca el complejo sobre Ovidio Lagos, a esa hora, comienza a haber un movimiento importante de gente. "Ahí siempre levantamos pasajeros. Vive mucha gente que a esa hora sale a trabajar o lleva los chicos al colegio. Entonces siempre hay viajes y muchas personas se juntan en las esquinas a esperar colectivos", añadió.
"Por eso no desconfié. Yo siempre fui intuitivo y lamentablemente muchas veces tuve que discriminar y no levantar pasajeros por la cara", fue su argumento. En cuanto el coche se detuvo, el falso cliente abrió la puerta, amagó a sentarse, pero sacó un cuchillo que llevaba escondido en una manga y pidió el dinero. La primera reacción de Cellini fue negarse y ahí comenzó el peor momento.
"El tipo se arrodilló en el asiento como para tomar fuerza. Como era más bien chiquito y yo mido casi dos metros se puso en esa posición para no dejarme mover. Mientras me pedía la plata me tiraba puntazos con un cuchillo que tenía una hoja muy larga. Te juro que si me daba un lugarcito y lo prendía del brazo lo llevaba arrastrando hasta la comisaría. Pero no. Estaba re sacado, tenía los ojos como desorbitados y no paraba de tirar chuzazos, hasta que uno me dio el brazo izquierdo, a la altura de la muñeca", añadió. "Cuando vi que tenía mucha sangre, me asusté y le terminé dando la guita. Entonces pegó media vuelta, cerró la puerta y se metió de nuevo en el Fonavi".
Cellini entonces puso primera y arrancó. Manejó con la mano ensangrentada hasta una base del radio taxi para el que trabaja que está a pocas cuadras del lugar. Allí llamaron a una ambulancia que lo trasladó a un sanatorio privado. El taxista tuvo suerte porque la herida no llegó a ser muy profunda. Le aplicaron un par de puntos de sutura, una vacuna antitetánica y antibióticos. "Mientras me atendían, los médicos me preguntaban un poco en broma si con esto no se venía un paro de taxistas", recordó.
"Lamentablemente tenía la recaudación del día anterior. Yo siempre le entrego el dinero al propietario del auto a eso de las 8 de la mañana. Ayer recién comenzaba a trabajar y tenía planeado hacer lo mismo. En total se habrá llevado cien pesos".
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Fotos
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Gustavo Cellini fue atacado a las 6.30.
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