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sábado,
21 de
octubre de
2006 |
Un laberinto y un jardín
El arquitecto Melnikov cuando decidió hacerse su propia casa, aquel magnífico cilindro blanco, escribió: "Habiéndome convertido en mi propio jefe, le supliqué a la arquitectura que se quitara de una vez su vestido de mármol, que se lavara el maquillaje de su cara, y como corresponde a una verdadera belleza, renunciara a ser agradable y complaciente". (Naschet Doma, 1953, archivos de Konstantin Melnikov).
Pensamos en una propuesta posible de ser construida, despojada, conteniendo las tentaciones de propuestas desmedidas, sólo un laberinto de árboles y un jardín de senderos que se bifurcan...
(*) Extraído de la memoria del
Primer Premio del Concurso para
el Sector Unidad IV (1997)
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