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sábado,
21 de
octubre de
2006 |
La artista presenta "Carmen y Santiago son mundiales" en Empleados de Comercio
"Me encanta ser bien
del pueblo, sentirme
popular y no famosa"
Carmen Barbieri dijo que prefiere aquellos proyectos
que le permitan preservar el contacto con el público
Rodolfo Bella / La Capital
Carmen Barbieri, junto a Santiago Bal, llegan a Rosario con el music hall "Carmen y Santiago son mundiales", hoy, a las 21, y mañana, a las 20, en el teatro Empleados de Comercio, Corrientes 450. La polifacética artista, que tuvo un año intenso de televisión, contó a La Capital que la buena racha continúa ya que tuvo dieciséis propuestas para la temporada. Sin embargo, decidió decantarse por la revista en el verano. Barbieri dijo que eligió encabezar una compañía junto a Miguel Angel Cherutti en Mar del Plata aunque eso implique tomar distancia de la televisión. Ella, dice, seguirá sintiéndose una "artista popular", algo que reivindica con pasión.
-¿Cómo es el espectáculo?
-Es un music hall para toda la familia, con quince cambios de vestuario, hay momentos de mucha emoción porque le hago un recordatorio a mi papá, Alfredo Barbieri, y un homenaje a mi abuelo, que fue guitarrista de Gardel, y canto algunos de los 50 temas que él compuso y que Gardel grabó. Después hago un monólogo sobre las divas, que antes eran dos o tres y ahora son muchas... Ahí cuento cómo se llega a ser una diva hoy y cuánto costaba antes. También hacemos un dúo con Santiago en el cual contamos nuestra historia y él tiene un monólogo sobre la televisión, sobre lo que era, lo que es y lo que será. Después bajo a la platea y tengo un contacto directo con la gente.
-¿Qué valor le das a ser una artista popular?
-Me encanta ser bien del pueblo; la gente sabe que yo soy una obrera del trabajo. Todo me costó mucho y me sigue costando, pero día a día voy demostrando que se cantar, actuar y bailar; que puedo ser cómica y también hacer drama. Todos los días doy una prueba, pero es mi forma de trabajar. Además hice reemplazos y así pasó con Georgina Barbarrosa. Estuve cuatro años en América y gané el Martín Fierro. Yo laburo fuerte y siempre vale la pena hacerlo.
-¿Qué diferencia encontrás entre ser popular y famoso?
-Famoso se puede ser rápidamente como algunas de las divas que aparecen de un momento para otro; famoso se puede ser matando a tu mujer o a tu madre... en realidad, famoso es una palabra que casi no uso; en nuestro caso, ni Santiago ni yo somos famosos. Somos artistas populares que trabajan.
-¿Qué pasa cuándo alguien confunde esos calificativos?
-Por ejemplo, lo que pasó cuando gané el Martín Fierro. Yo venía de unos golpes muy grandes, me había quedado sin trabajo; Santiago estaba enfermo, estábamos sin un mango y la habíamos pasado bastante mal. Entonces tuve que reemplazar a Georgina. Cuando gané el premio, la DGI me vino a investigar. Me preguntaban por mis autos, la casa en el country, y yo no tenía nada, alquilaba un departamentito de dos ambientes... No me creyeron porque vinieron siguiendo a los ricos y famosos. A Santiago le dio un ataque y les gritaba: "¡No somos ricos y famosos; somos pobres y populares!" (risas).
-¿Sos pobre?
-Yo no voy a decir que soy pobre... Nunca fui pobre. Me puede faltar plata, pero nunca pobre. Es una palabra que tampoco me gusta usar porque prefiero hablar de humildad cuando el tema es la falta de dinero.
-Con un reemplazo ganaste el Martín Fierro; entraste en "Bailando por un sueño" y ganaste el concurso; te sumaste a "¿Quién es el jefe?" y subió el rating y te nominaron para el Martín Fierro. ¿Qué aportás para que pasen esas cosas?
-Es una cosa que me lo dice Tinelli y también Santiago, que donde voy hay polémica o empieza a ser más picante la historia. Hice el primer "Bailando por un sueño" y ganamos, pero después empezaron las discusiones con el jurado; más tarde integré un jurado que primero era tranquilo, pero conmigo empezó a ser picante. El caso es que hubo polémicas que tuvieron tanto rating que a Marcelo le convino. Donde estoy yo siempre hay una cosa popular y está lo que el pueblo consume. Yo estoy agradecida a eso y trabajo para eso, para que la gente reconozca mi trabajo. Cuando me encuentro con un periodista haciendo una guardia o cuando voy al supermercado me paro a hablar, no salgo corriendo ni me oculto porque uno lucha mucho por ser reconocido en su trabajo.
-En algún momento dijiste que habías perdido trabajos por el sobrepeso...
-Sí, por supuesto, en esta profesión, y también en la vida, tenés que ser rubia, joven y pesar 50 kilos, pero en mi caso, y por eso las mujeres se identifican conmigo, creo que conseguí romper con esa mala racha de los moldes, porque aun estando excedida de peso y tener otra edad que no son 25 años, pude trabajar y demostrar que se puede hacer lo que hice y mucho más.
-¿Nunca te sentiste una víctima de los estereotipos?
-Sí, fui víctima. Un actor dijo que yo estaba gorda y grande para un personaje, y el personaje era una mujer común, y ese actor también tiene problemas físicos y yo no reparé en eso; al contrario, me parece genial que la gente que tiene algún impedimento pueda seguir trabajando y que sea reconocido.
-¿Tenés otros proyectos para televisión?
-Hay muchos proyectos. Me llamaron para hacer una sitcom, me llamó Claudio Villaroel, de Telefé; Jorge Guinzburg me propuso una comedia, pero no puedo porque arreglé con Cherutti. Al arreglar con él tuve que cerrar varias puertas. Tuve 16 ofertas este año y todas buenas. Pero yo elegí a Miguel porque era volver a la revista. Cuando firmo un contrato no me muevo de donde estoy. Estoy criada con códigos que ya no hay; para mi es sagrado lo que firmé y cumplo hasta el último día.
-¿Cuánto afecta a la popularidad tomar distancia de la televisión?
-Capaz que a nivel popularidad convenía mucho más la tele; a nivel económico, diría que el teatro, pero a nivel artístico, me quedo con Miguel, estoy muy feliz con eso.
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"Tuve 16 ofertas este año, pero elegí volver a la revista en el verano", dijo Barbieri.
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