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sábado,
21 de
octubre de
2006 |
Otro escándalo durante un remate
Un nuevo remate denunciado como irregular motivó anoche un escándalo frente al Colegio de Martilleros (Entre Ríos y Salta). Pero la presión de la gente que acompañó a la dueña de la vivienda subastada revirtió una tensa situación que finalmente terminó bien. La familia de la mujer, Celedonia Sánchez de 84 años, logró reunir 20 mil pesos y compró el inmueble.
La responsable del juzgado Civil y Comercial Nº13, Marta Gurdulich, decidió enviar a remate de la casa (de pasaje Franco al 1600) que llegó a esta instancia tras haber sido ofrecida como garantía a un tercero para alquilar un galpón.
Los incumplimientos del inquilino llegaron a tal extremo que "se hizo una bola de nieve", remarcó Federico Steg, nieto de la propietaria.
Por eso, el joven y sus allegados buscaron de todos los modos posibles frenar la subasta que se les venía encima. Así, hicieron anteayer una presentación ante el juzgado con la conformidad de los acreedores (mayores y menores) y el síndico en la que las partes se comprometían a acordar. "Inclusive el acreedor mayor accedió a que se parara la subasta ya que se le iba a dar un anticipo de la deuda y el resto en cuotas", explicó Steg.
"Los abogados demandantes intercedieron ante la jueza, pero no nos dio bolilla", se quejó luego. El muchacho nació en aquella casa donde, además de su abuela, viven sus padres.
"Al tener el aval de los acreedores confiábamos en que iba a tener buena voluntad, pero nos equivocamos", continuó al aludir a la magistrada.
Finalmente, llegó el día y Sánchez concurrió al sitio donde ayer se realizó el trámite acompañada por parientes, vecinos y amigos.
Antes de que comenzara el acto, los responsables del Colegio sólo le permitieron el ingreso a un minúsculo grupo de familiares directos de la damnificada, quienes observaron sorprendidos que un joven de unos 30 años ya estaba adentro del edificio y se disponía a ofertar.
"No sabemos por qué puerta entró", dijo Flavia, también nieta de la propietaria de la casa.
"Cuando lo escuché participar empecé a gritar que el remate era ilegal y salí desesperada a la puerta para pedir la ayuda de la gente", contó Flavia. Las personas apostadas frente al lugar empezaron a arrojar piedras y a aplaudir mientras el tránsito permanecía cortado y había policías con escudos.
"En eso vi cómo llevaron al muchacho que hacía las ofertas a un costado; después dejó de participar", añadió la joven. Entonces, su hermano propuso 20 mil pesos y se quedó con la casa.
Afuera la gente festejaba mientras Celedonia no paraba de llorar inmersa en alegría atravesada por el sufrimiento que padeció cuando estuvo a punto de perder su hogar.
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