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 sábado, 14 de octubre de 2006  
Una señal. Inesperada decisión del Comité de Oslo: Paz y Economía están unidas
El Nobel de la paz fue para el "banquero de los pobres"
Mohammed Yunus, con su banco de Dacca, otorgó millones de microcréditos para emprendimientos en todo el mundo

El premio Nobel de la paz 2006 fue concedido ayer de forma totalmente inesperada al economista de Bangladesh Mohammed Yunus y al Grameen Bank, fundado por él, según anunció el Comité Nobel en Oslo.

Yunus,de 66 años, gestiona sobre todo microcréditos bancarios para millones de pobres en el país del sureste de Asia. El Nobel fue otorgado simultáneamente a Yunus y al Grameen Bank (que significa "banco rural" en bengalí), creado en 1976.

Con su sorprendente decisión, el comité noruego envió el mensaje de que "la lucha contra la pobreza supone una de las tareas más importantes de la humanidad".

El Comité Nobel, integrado por cinco personas y encabezado por el noruego Ole Danholt Mjos, fundamentó su decisión argumentando que "no puede haber paz duradera mientras grandes grupos de población no encuentren una vía para salir de la pobreza".

"Los microcréditos constituyen una de esas vías. El desarrollo desde abajo también sirve para hacer avanzar la democracia y los derechos humanos", indicó.

El premio Nobel de la paz está dotado de diez millones de coronas (1,1 millón de euros o 1,3 millón de dólares) y se entregará el próximo 10 de diciembre, aniversario de la muerte del creador de los galardones, el industrial sueco Alfred Nobel (1833-1896).


La otra cara de los banqueros
A Mohammed Yunus lo llaman el banquero de los pobres y su ambiciosa meta, por la que trabaja en la práctica y que ahora le valió el Nobel de la paz, es vencer a la pobreza en el mundo. "Un día nuestros nietos irán a los museos para ver lo que era la pobreza", es una de las frases preferidas de Yunus, un bengalí de 66 años de edad que entre sus muchos admiradores cuenta a Bill e Hillary Clinton.

En lugar de "buen banquero" en su país, Yunus podría también haber tenido una carrera típica y haberse convertido en un exitoso hombre de negocios.

Nació en 1940 en Chittagong, el centro comercial de Bangladesh, hijo de un orfebre que le proporcionó una buena formación. Sin embargo, como él mismo reconoce, fue su madre la que más le influyó.

"Mi madre ayudaba a todos los pobres que tocaban a nuestra puerta", relató Yunus, quien recibió una beca Fulbright en los Estados Unidos y tras finalizar sus estudios se convirtió con 33 años en profesor de economía en la universidad de Chittagong. Sin embargo, siempre enfocó la mirada hacia su país, que había adquirido recientemente la independencia pero se hundía cada vez más en la pobreza.

"Mientras había gente en la calle muriendo de hambre, yo enseñaba elegantes teorías económicas", contó Yunus en una entrevista hace algunos años. "Empecé a odiarme por la arrogancia de fingir que tenía respuestas. Nosotros, los profesores de universidad, éramos todos tan inteligentes pero no sabíamos absolutamente nada sobre la pobreza a nuestro alrededor", agregó casi a modo de disculpa por la ceguera académica.

Decidió entonces que los pobres serían sus profesores y a mitad de los años 70, viajó varias veces con estudiantes a una aldea pobre donde los intereses usureros de prestamistas privados impedían progresar a los pobres. "Su pobreza no era ningún problema personal de vagancia o falta de inteligencia, sino algo estructural: falta de capital. El sistema existente garantizaba que los pobres no pudieran ahorrar un solo centavo ni invertir en la mejora de sus vidas", explicó Yunus.

Allí nació la idea de su banco con microcréditos a condiciones justas.

Al principio, desde los sectores tradicionales del poder económico se rieron de su novedoso concepto. Los banqueros no consideraban a los pobres dignos de crédito. Pero Yunus les respondió: "¿Cómo pueden saber que los pobres no son dignos de crédito si nunca lo han intentado? ¿Quizás son los bancos los que no son dignos de las personas?".

En 1983, su Grameen Bank o "Banco de la Aldea" recibió la licencia y hasta mitad del año pasado había prestado 5.720 millones de dólares a los pobres.

Las burlas se acallaron hace tiempo: el 99 por ciento de los créditos se devuelven, una estadística tan poderosa como comprobable en los registros y asientos contables de la entidad.

Entre tanto, el concepto de Yunus encontró imitadores en más de 60 países en vías de desarrollo. (DPA)
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Yunus, ayer en la puerta de su banco en Dacca.

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