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sábado,
14 de
octubre de
2006 |
Desafíos y nuevas soluciones
El arribo anual de miles de jóvenes a los claustros universitarios representa todo un desafío. A las dificultades económicas y académicas, se les suman también otras variables vinculadas con la adaptación misma de los nuevos alumnos al mundo de la educación superior.
Según datos del Ministerio de Educación de la Nación la mitad de los ingresantes logra inscribirse al año siguiente en la carrera escogida, mientras que tan solo el 20 por ciento de los nuevos estudiantes del nivel superior llega al fin de sus estudios de grado.
En este sentido, una encuesta realizada por el Observatorio Social de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), advierte que el 25 por ciento de los ingresantes presenta dificultades para integrarse a este cambio. El informe, difundido recientemente por el portal www.ahoraeducacion.com.ar, señala entre sus conclusiones que el nivel medio no brinda las herramientas necesarias para elegir correctamente una carrera.
Entre otros datos, el estudio de la UNL indica que para el 22 por ciento de los nuevos alumnos las trabas que dificultan su integración son básicamente administrativas, mientras que un 12,1 por ciento señala que se trata de obstáculos humanos, y para otro 12 por ciento, los problemas tienen su origen en la adaptación a la ciudad, puesto que muchos de los alumnos de la UNL proviene, al igual que sucede en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), de localidades del interior provincial.
Aunque el mayor problema estaría centrado, según este informe, en los nuevos contenidos disciplinares, ya que 3 de cada 10 ingresantes asegura tener dificultades académicas, en muchos casos, vinculadas con la comprensión de los textos universitarios.
El vínculo con la escuela media
Estrategias de acercamiento con la escuela media, la revisión de contenidos y el acompañamiento en el itinerario académico de los universitarios son algunas de las acciones que las distintas facultades han incorporado para hacer frente a los problemas que evidencian muchos alumnos de las distintas carreras.
El factor económico y problemas de metodologías de estudio equivocadas, junto el desarraigo, pero también la dinámica propia que plantea este sistema educativo son elementos que también inciden muchas veces en el fracaso académico.
El crecimiento sostenido de la matrícula universitaria, junto con la polémica reforma de los 90, alteraron notoriamente los trayectos de miles de jóvenes en su paso por las aulas de la educación superior.
Es por ello que, más allá del reparto de culpas, o incluso del desentimiento de esta realidad por parte de algunas autoridades universitarias, la cuestión plantea a las claras un desafío que requiere de una urgente solución.
Pero que, a diferencia de las acciones tomadas en algunas casas de altos estudios, no deben pasar sólo por la fácil idea de las restricciones en el ingreso, mediante exámenes y cupos, más o menos encubiertos, sino en propuestas que requieran un compromiso más certero en la formación de profesionales de distintas disciplinas que el país hoy necesita.
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