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 miércoles, 11 de octubre de 2006  
Crecen las protestas contra el gobierno de Evo Morales
Huelgas y manifestaciones de distintos sectores paralizaron La Paz. El partido oficialista denunció "desestabilización"

La Paz. - Nueve meses después de llegar al poder, el presidente de Bolivia, Evo Morales, se enfrenta a crecientes conflictos sociales promovidos por transportistas, mineros y otros sectores, que volvieron a colapsar ayer las calles de La Paz, en medio de enfrentamientos con grupos oficialistas. Al "paro indefinido" y la huelga de hambre que cumplían los conductores, se sumó una marcha promovida por la Central Obrera Boliviana (COB) y la huelga de 24 horas de los maestros urbanos. El gobierno, por su parte, se limita a denunciar "afanes de desestabilización".

Momentos de tensión se vivieron ayer cuando cientos de seguidores de Morales se enfrentaron con piedras y palos a numerosos choferes del transporte en huelga. La policía debió desplegar camiones hidrantes, mientras piedras y otros objetos cruzaban de un sector a otro. Finalmente los oficialistas se retiraron y el grueso de los conductores cercaron en un cordón humano a la alcaldía, al tiempo que algunos cometían destrozos a su paso.

Las actividades en la capital quedaron ayer seriamente afectadas por la continuación del paro indefinido del transporte público contra la alcaldía, en protesta por reformas que dificultan el tránsito, y también por la llegada de una marcha de la COB contra el gobierno, al que acusa de no haber hecho lo necesario para impedir los enfrentamientos entre mineros que la semana pasada dejaron al menos 16 muertos y un centenar de heridos.

Cuando llegaban los mineros, centenares de partidarios del gobierno también salieron a su paso para insultarlos y agredirlos. Los mineros ingresaron detonando cartuchos de dinamita pero no atacaron a los oficialistas.

Al mismo tiempo, otros 400 choferes iniciaron una huelga de hambre en contra de la decisión del Congreso y del Ejecutivo de dar paso a la "nacionalización" de cerca de 60.000 vehículos ingresados de contrabando, porque suponen una competencia para el sector.

El gobierno y el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) señalaron que las protestas obedecen a problemas locales, que deben ser resueltos por la alcaldía, pero al mismo tiempo sugirieron que se trata de intentos de desestabilizar a la administración de Morales.

El viceministro de Coordinación y encargado de atender conflictos sectoriales, Alfredo Rada, dijo que las protestas intentan "calentar" el clima social para justificar medidas más amplias y duras. También criticó a los dirigentes mineros porque supuestamente antes respondían al gobierno y ahora son opositores.

La dirigente del MAS Mirtha Jiménez indicó que las protestas son "señales conspirativas". "Hay una suerte de intento de desestabilización que está empezando por el desequilibrio de las fuerzas que apoyaban al MAS. Se está aprovechando el escenario para condenar al MAS e intentar desestabilizar al gobierno, y eso es un golpe constitucional", aseguró.


Amenazas de cocaleros
Entretanto, un grupo de cultivadores de coca de la región de Yungas de Vandiola, en el centro de Bolivia, amenazó con un bloqueo para defender sus sembrados de la hoja milenaria. Los cocaleros cuestionaron a Morales por la muerte de dos de sus compañeros en un choque con efectivos hace un par de semanas. El presidente invitó a los habitantes de Yungas de Vandiola a sumarse al plan de "racionalización", que permite un "cato de coca" (una extensión de 40 por 40 metros) por familia. Pero los campesinos se oponen a esa posibilidad y amenazaron con bloquear importantes rutas.
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Los mineros detonaron explosivos en plena capital para mostrar su descontento.

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