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miércoles,
13 de
septiembre de
2006 |
"Hoy en el mundo se revisan los modos de diagnosticar Alzheimer"
Florencia O'Keeffe / La Capital
El Alzheimer es la causa más frecuente de demencia entre las personas de la tercera edad. Se trata de una alteración neurodegenerativa, caracterizada por la pérdida progresiva de la memoria, cuya incidencia es del 5% en la población de 65 años. Como el riesgo aumenta con la edad, las posibilidades de padecerlo a los 80 años llegan al 35% ó 40%. Aunque existen muchas líneas de investigación en curso para detectarlo en forma temprana y precisa, y se publican casi en forma permanente nuevos hallazgos, el neurólogo rosarino Gerardo Tiezzi asegura que la mayoría de estos anuncios (detectarlo por medio del olfato, de la piel o del ojo, por ejemplo) pertenecen a estudios experimentales.
El especialista en neurología cognitiva comenta que los parámetros actuales para diagnosticar la enfermedad están actualmente en revisión en el mundo, ya que se observa que algunas personas con Alzheimer quedan fuera de las descripciones habituales. "Las nuevas definiciones apuntan a poner en el centro del diagnóstico la pérdida de la memoria, típica de la enfermedad", señala.
"Uno de los métodos más precisos para certificar la patología es un análisis de sangre o de líquido cefalorraquídeo, aún no disponible en la Argentina por lo elevado de sus costos", confirma Tiezzi.
Ya que no existe un medio único para saber si se tiene o no la enfermedad, a la hora de determinar que una persona la padece los médicos se basan hoy en estos síntomas consensuados a nivel mundial:
Pérdida de la memoria, más la pérdida de dos de las siguientes funciones: lenguaje, juicio, razonamiento, habilidades de uso espacial o praxis (habilidad para hacer las cosas).
Paralelamente, debe descartarse que exista un estado psiquiátrico que pueda justificar los síntomas, como una depresión importante o psicosis, y enfermedad neurológica.
"Sobre todo cuando intentamos hacer diagnóstico precoz algunos pacientes quedan por fuera de esta definición a pesar de tener Alzheimer, por eso está en revisión el concepto y en los próximos años habrá una nueva visión", dice Tiezzi.
El médico, que acaba de regresar de la 10º Conferencia Internacional sobre Alzheimer llevada a cabo recientemente en Madrid, España, remarca la visión de un grupo de trabajo europeo especializado en demencia: "Tratan de imponer una definición que dice que el Alzheimer es la pérdida de memoria más la detección de atrofia temporal por resonancia magnética y PET (tomografía por emisión de positrones) que demuestre la presencia de placa amiloide en el cerebro y marcadores biológicos alterados".
Justamente los marcadores a los que se refiere el neurólogo, que son el AB 42 y la proteína Tau, se evalúan con un análisis de sangre o líquido cefalorraquídeo, método de diagnóstico aún no accesible en el país. "En los países del primer mundo todo enfermo de Alzheimer tiene hecho este análisis. Acá no lo podemos traer por el alto costo de los reactivos, pero sería fundamental", puntualiza.
¿Aumentaron las personas con Alzheimer o en realidad se diagnostican más? "La incidencia es siempre la misma, pero hay más información e interés de parte de las personas con antecedentes familiares de conocer si tienen o no el problema", refleja Tiezzi.
El neurólogo afirma sin embargo que en el consultorio observa cada vez más personas, en especial mujeres jóvenes de entre 45 y 55 años, que ante el primer olvido consultan. "Son mujeres que por estrés tensional o cansancio se olvidan de algunas cosas y tienen miedo de que eso sea el primer síntoma de la enfermedad", relata.
De todos modos, dice Tiezzi, no es desacertada la consulta anticipada cuando hay antecedentes familiares. "No hay que entrar en pánico pero la predisposición familiar existe y es más alta cuanto más personas de la familia han tenido la enfermedad. Sin embargo, al no tener opciones de tratamiento temprano ni poder diagnosticarla con antelación, los médicos sólo podemos reducir un poco el estrés del paciente y sugerirle algunas formas de prevención".
Para alejar la posibilidad de contraer la patología se recomienda mantener activa la cabeza. "Hay que hacer trabajar las neuronas", dice Tiezzi. Está comprobado que la actividad física constante así como la lectura y el entrenamiento de la memoria, mejoran las conexiones neuronales y de algún modo retrasan la aparición del Alzheimer.
Es importante, señala Tiezzi, apuntar a la prevención identificando los grupos de riesgo. "La edad es el principal factor de riesgo", aclara. Además influyen los antecedentes familiares; la baja escolaridad (que hace que haya menos conexiones entre las neuronas); la presencia de hipertensión, diabetes y dislipidemia. La depresión es otro factor predisponente.
En Rosario existe Alma, que ayuda a pacientes con esta enfermedad: Salta 1892, teléfonos 4494761 y 4631052.
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Fotos
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El médico rosarino Gerardo Tiezzi.
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