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miércoles,
30 de
agosto de
2006 |
Mundial de básquet. Argentina superó cómodamente a Turquía y avanzó a semifinales
Básquet: que venga España
El equipo que dirige Sergio Hernández enfrentará el viernes a los ibéricos con ganas de tomarse desquite de las últimas diez derrotas
El seleccionado argentino de básquetbol se clasificó para las semifinales del Campeonato Mundial, tras apabullar ayer a Turquía por 83 a 58, en un partido de cuartos de final jugado en el Saitama Memorial Arena.
Argentina celebró de la mejor manera los dos años de la obtención de los Juegos Olímpicos de Atenas (se cumplieron el lunes), exhibiendo otro rendimiento acorde con la solidez que viene demostrando en este torneo, con su punto alto siempre inalterable: la eficiencia defensiva.
A partir de allí el conjunto albiceleste se hace fuerte en los bloqueos contra rivales normalmente más altos, como en este caso los turcos, para luego ejercer un juego de control bajo la afinada conducción de Juan Ignacio Sánchez.
Y la ofensiva se asienta en los aportes goleadores repartidos de perimetrales (ayer Andrés Nocioni fue el máximo anotador del partido con 21 puntos) y pivotes como el siempre efectivo Luis Scola (13 tantos).
Además, como viene ocurriendo regularmente, otra vez fue importante la tarea de Carlos Delfino (quien ayer cumplió 24 años) llegando desde el banco de suplentes para sumar 14 tantos, lo que le permite a Emanuel Ginóbili descansar muchos minutos, sin importarle que con ello pierda protagonismo en el juego.
Esto revela también el espíritu de cuerpo que reina en este grupo (esta vez Hernández puso en la cancha a todo el plantel), en el que el egoísmo brilla por su ausencia y contribuye a que el invicto se sostenga sin apremios.
A la selección hasta ahora le alcanzó con dos o tres buenos rendimientos individuales acompañando lo colectivo para dejar en el camino a sus ocasionales rivales.
Por ejemplo, ayer bastó con Nocioni y Delfino, más el aporte siempre regular de Scola, que lució sus nuevas fundas dentales después de la rotura de dos premolares ante Nueva Zelanda y su contundencia en la zona pintada rival (13 puntos).
En cambio esta vez no fue importante lo aportado por Rubén Wolkowyski llegando desde el banco, aunque para el Colorado quedó la satisfacción de haber sumado 32 partidos en campeonatos mundiales, lo que le permitió alcanzar la marca que ostentaba el base cordobés Marcelo Milanesio, el que más había jugado en torneos ecuménicos con la camiseta nacional.
Pero como las historias se construyen batalla a batalla, lo conseguido hasta ahora ya es sumamente importante para el básquetbol argentino, que por lo pronto ya se instaló entre los cuatro mejores del mundo y sacó definitivamente chapa de más grande de América junto a Estados Unidos.
Los turcos, que organizarán el próximo campeonato del mundo en 2010, venían de un noveno puesto en Indianápolis 2002 y habían sido una grata revelación en Japón. Por eso este contundente triunfo argentino tiene también un gran valor.
Ahora viene lo mejor, como siempre, porque las definiciones serán apretadas, casi sin margen para el error. Pero afrontarlas es un privilegio y algo que ahora parece natural, apenas cinco años atrás era un sueño poco menos que irrealizable.
Por eso el hambre de gloria, las expectativas y el disfrute van de la mano por el Lejano Oriente, con las ilusiones intactas y la confianza también.
Lástima el plantel tan corto, porque algunos jugadores como Pablo Prigioni, Daniel Farabello, Gabriel Fernández y Leonardo Gutiérrez no aportan demasiado, y si el equipo llegara a cargarse de foules (hasta ahora nadie salió por cinco faltas) el recambio será imprescindible. Esa será otra prueba a la hora de la verdad.
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Fotos
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Manu se levanta ante la marca en la búsqueda del aro.
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