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 domingo, 23 de julio de 2006  
Congoja en barrio Belgrano por la ejecución de un muchacho de 25 años en Pellegrini y Provincias Unidas
El pavoroso final de un joven que iba en moto a encontrar a su novia
Luciano Drovandi fue fusilado el viernes por dos ladrones que le robaron su rodado de 50 cc. Trabajaba en un local de celulares en el centro. Sus padres y sus tres hermanos lo sepultaron ayer. Los homicidas están prófugos

Leo Graciarena / La Capital

"Luciano no vayas en la moto, agarrá el auto de papá o andate en colectivo". Por lo que contaron ayer varias vecinas de Ecuador al 1800, esa fue la última frase que escuchó de su madre Luciano Drovandi el viernes por la noche. Pocos minutos faltaban para las 12.40. El joven de 25 años salió de su casa en su moto azul, tomó por Ecuador y dobló en la colectora de Pellegrini hacia el centro. Treinta metros antes de llegar a Provincias Unidas lo sorprendieron dos jóvenes, uno de gorrita y otro con su cabeza tapada por la capucha de un buzo, que lo mataron de un disparo en el pecho para robarle el rodado. Luciano murió desangrado en el lugar y los ladrones se llevaron su moto azul Francia. Así, tan simple. Un disparo por una moto de 50 centímetros cúbicos.

Demasiado dolor e impotencia. Eso era lo que imperaba en Ecuador al 1800 entre Cochabamba y Pasco. Los vecinos, madres de hijos adolescentes en su gran mayoría, se juntaban en pequeños grupos de tres o cuatro para tratar de entender lo inexplicable. "No lo podemos creer. Era un pibe bárbaro, trabajador y muy respetuoso. De esos pibes que ya no hay", explicaba con los ojos llorosos una mujer que sólo salió ayer "para hacer las compras". Y ese era otro rasgo en común: todos los que recordaban a Luciano lo hacían con lágrimas en los ojos.


Una familia
Los Drovandi son vecinos de toda la vida de Ecuador al 1800, en los confines de barrio Belgrano. En la coqueta casa de mitad de cuadra, viven Jorge y Diana con sus cuatro hijos, dos mujeres y dos varones, de entre 27 y 16 años. Allí también vive la abuela del muchacho, de unos 80 años, "que está destruida", como explicó una vecina. Lucho, como lo llamaban en el barrio, era el segundo de arriba hacia abajo. "Mi marido siempre me dice: «ese chico es tan bueno que no juega al fútbol para no pegarle a la pelota»", aportó como anécdota otra mujer. El muchacho había terminado sus estudios, algunos refieren que en publicidad y trabajaba en un negocio de venta de celulares e insumos de Maipú al 900.

"Alguien nos tendría que dar una explicación. No puede ser que un pendejo mate a uno de nuestros hijos y a los tres días esté de nuevo en la calle. Esto no puede ser porque ya no damos más", comentó indignadísima, y entre lágrimas, una vecina de Lucho. "Este era un pibe fuera de serie. No andaba en barra y era muy respetuoso. De esos pibes que te dicen «buen día, permiso y hasta luego»", confió otra mujer.

"Este chico es parte de una familia muy comprometida, desde su abuela, en todo lo que tiene que ver con lo social. De esas personas que trabajan, estudian y los domingos van a misa. Esa gente que construye nuestro futuro. Y nos lo matan así, como si nada", precisó frente a la casa de la víctima, una catequista de la parroquia Espíritu Santo, de cuya comunidad los Drovandi forman parte. "La mamá está destrozada. «Ya está, me lo mataron», me dijo esta mañana", contaba una de las doñas en la verdulería de la vuelta, por calle Pasco. "Todo es muy triste. Pensá que tu hijo sale de tu casa y a los cinco minutos te avisan que está muerto", agregó otra mujer. Por la mañana todos en la cuadra esperaban el funeral en el cementerio de Ibarlucea, que se celebró a las 16.

Según se pudo reconstruir, por los dichos de sus vecinos, el joven iba a buscar a su novia a un McDonald's cuando encontró la muerte. Se fue en su moto para agilizar el viaje. A las dos cuadras y media lo mataron y se llevaron su moto de 50 cc patente CPT975.

El lugar donde cayó Luciano, a la altura del 6743 de la colectora de Pellegrini en la mano que va al centro, está marcado con su sangre en un radio de unos tres metros -incluyendo el muro de contención de la bajada- que fue los que caminó desde que fue baleado hasta que se desvaneció. A Luciano le faltaban 30 metros para llegar al semáforo de Pellegrini y Provincias Unidas. Durante el día la zona está plagada de pibes que limpian vidrios que, según comentaban en voz muy baja ayer, no estaban cuando ocurrieron el robo y el homicidio.


Una imagen impactante
Si bien la iluminación del cruce es impecable, es una zona de paso y tránsito rápido. "Una chica que volvía al barrio vio a la distancia que un hombre se tambaleaba como borracho. Cuando ella pasó por al lado vio que era Luciano que estaba malherido y se fue corriendo a avisarles a los padres. El papá y el hermano llegaron enseguida al lugar, pero ya no era mucho lo que se podía hacer", confió otra mujer.

Los efectivos de la Brigada de Homicidios y de la seccional 14ª trabajan en base a los testimonios de testigos que vieron lo sucedido a una distancia de 40 metros. En el cruce hay una verdulería -que había cerrado a las 20.30; un supermercado de la comunidad china (autoservicio Soles) que cerró a las 21.15 y un gigantesco concesionario de motos.

"Al muchacho lo interceptaron para robarle la moto. Hubo un forcejeo y le dispararon una sóla vez. El balazo le dio en el pecho y en el lugar quedó una vaina que sería calibre 6.35. Los ladrones se llevaron la moto", explicó un pesquisa. Y un vecino del lugar aportó: "Un par de horas antes andaban dando vueltas un par de pibes jóvenes en bicicleta. No eran del barrio. Uno tenía una capucha y el otro una gorrita. Pero cuando sucedió todo yo no estaba y no sé si fueron esos. Pero andaban con cara de sospechosos".
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El ataque fue anteayer a las 21.40. Luciano vivía a dos cuadras de donde lo mataron.


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