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domingo,
23 de
julio de
2006 |
Opinión
El fútbol me trajo a la realidad
Luis Alberto Yorlano / Especial para La Capital
Luis Alberto Yorlano
Reinstalarse en su habitat a veces es cuestión de tiempo y en otros casos hay hechos que lo llevan rápidamente a la realidad. Esto es lo que me ocurrió después de cuarenta días en Europa. El reloj biológico que aún sigue en mí, hace que despierte a las cuatro de la madrugada y a las nueve de la noche se me caigan los ojos de sueño. Es la consecuencia de las cinco horas de diferencia. Y lo que me avisó que ya estaba en la Argentina fueron los incidentes en las tribunas cuando estaba viendo por televisión Libertad de Paraguay y River Plate. De estas cosas en el Mundial nos habíamos olvidados. Salvo algunos enfrentamientos provocados por el exceso de cerveza, no hubo incidentes como los que nos tiene acostumbrado el fútbol argentino. Y es así. Por momentos con sueño y por momentos con sueños de encontrarme con un torneo Apertura capaz de hacernos olvidar la pobreza de talentos que vimos en Alemania 2006.
Observo que todos los equipos se están reforzando bastante bien. La participación de los inversores en los derechos económicos de los jugadores y los temores de quedar sin lugar aún en los equipos considerados chicos, los préstamos tienen gran vigencia y son el oxígeno que necesitan los dirigentes para motivar a sus hinchas y mostrar nuevas caras en el plantel de primera división. Esto último no siempre da resultados, pero sirve para frenar las primeras broncas, creando expectativas saludables para la relación entre ambos.
Los equipos de la ciudad están transitando por ese camino. Rosario Central ya tiene jugadores que han alborotado a sus hinchas. El costarricense Paulo Wanchope viene de hacer dos goles en el partido inaugural en el Mundial de Alemania y nada menos al equipo organizador. Algunos están afilando la garganta para cantar "los goles de Wanchope que ya van venir". El Kily, con algunos años más pero con experiencia, mostró muchas ganas de volver a ponerse la auriazul. Y se habla del Chelo Delgado, de Hurtado y de Walter García, quien quiere regresar de Rusia y Petaco Carbonari, que ocupa el centro de la escena, escucha las sugerencias de los inversores y construye con el técnico las estructuras para tratar de conseguir una estrella más. Esto hace que los hinchas anhelen la llegada del 6 de agosto.
Por el lado del otro grande las cosas son más modestas, por ahora. El presidente de Newell's, Eduardo López, está tratando de ordenar la tesorería luego de la venta de Belluschi y aún no se metió en el ruido fuerte de las incorporaciones. Pumpido sigue confiando en los jugadores paraguayos, que conoce bien por su exitoso paso por Olimpia. Por eso ya está todo arreglado con Salcedo. Pero el gran golpe aún no se dio.
Se fue Ortega y lo reemplazaría un jugador de la misma fama y casi característica de juego. Se habla de un hombre de punta que está en un equipo de un país de donde provienen los más fuerte inversores en el fútbol. Pero la gran preocupación de López es que los que hoy están invirtiendo en Rosario Central, fueron sus salvavidas durante mucho tiempo, pero como no quedaron bien las relaciones se cruzaron de vereda y lo estarían dejando huérfano de apoyo.
Rosario vuelve a ser plaza apetecible para muchos futbolistas del mundo y puede volver a ser protagonista. Rosario puede ser como en la cultura, una buena oferta futbolística. No la dejemos pasar. l
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