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domingo,
23 de
julio de
2006 |
Condoleeza Rice ve en
la crisis la oportunidad
para cambiar la región
La secretaria de Estado viaja hoy a Medio Oriente con la idea de no permitir un retorno al viejo statu quo
Mike McCarthy
Washington. - La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, viaja hoy a Medio Oriente para tratar de poner fin al conflicto en el Líbano, pero antes de partir ha insistido en que no aceptará una solución que no cambie el actual statu quo.
Estados Unidos no quiere una salida que deje a la milicia extremista Hezbolá en posición de volver a provocar en el futuro una crisis como la actual, declaró la funcionaria el viernes. Este argumento es el principal por el cual Washington no ha apoyado un cese del fuego inmediato, porque cree que no cambiaría en lo fundamental la situación y dejaría abierta la puerta a la violencia.
"Lo que sea que hagamos, tenemos que estar seguros de que estamos avanzando hacia el nuevo Medio Oriente, no al anterior", dijo Rice poco antes de viajar. La funcionaria se entrevistará mañana con el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y con el presidente palestino, Mahmud Abbas. También viajará a Roma para reunirse con representantes de la ONU, europeos y de Medio Oriente.
Aunque Estados Unidos ha pedido contención a Israel y que tome recaudos para evitar las muertes de civiles, así como los daños a la infraestructura civil en Líbano, también le ha dado tiempo para atacar a Hezbolá.
El secuestro por parte de este grupo extremista de dos soldados israelíes el 12 de julio, junto con el asesinato de otros 8, desató la crisis. Estados Unidos asegura que Hezbolá es apoyado por Irán y Siria y lo considera una organización terrorista que no sólo está detrás de los ataques contra Israel, sino que es una fuerza desestabilizadora en Líbano.
Washington quiere debilitar a Hezbolá a través del ataque israelí o generando presión internacional para desarmar al grupo bajo una resolución de Naciones Unidas como una oportunidad de conseguir una paz duradera entre Israel y Líbano. La ONU ordenó mediante una resolución de 2004, la 1559, que la milicia islámica shiíta se desarme. "A lo que estamos asistiendo es a los dolores de parto de un nuevo Medio Oriente", auguró Rice.
Estados Unidos ha sido criticado por no actuar sobre su aliado Israel en los diez días de ofensiva y por no responder rápidamente a la crisis ni apoyar los llamados a un alto el fuego.
Cambiar la dinámica regional
Rice rechazó las críticas en su primera comparecencia extensa sobre el tema tras su retorno con el presidente George W. Bush de la cumbre del G-8 el pasado fin de semana en San Petersburgo. La secretaria de Estado subrayó que es necesario cambiar la dinámica en Medio Oriente y que por eso Estados Unidos no apoyó un cese del fuego inmediato, pero que eso no significa que no tenga conciencia de la urgencia de acabar con la violencia.
"Cuando digo que un alto el fuego inmediato sin condiciones políticas no tiene sentido, eso no quiere decir que no sea urgente", dijo Rice. "Es, de hecho, urgente". Rice añadió que ha estado muy involucrada en la búsqueda de una solución, pero que no cree que apresurarse sin un plan vaya a ser efectivo. "Podría haberme subido a un avión y haber ido y venido, y no habría estado claro para qué iba y venía".
Rice habló con la prensa tras viajar a Nueva York, donde se reunió con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y un equipo de la organización que acababa de regresar de la región. Annan ha estado intentando crear una fuerza de paz internacional para desplegar en el sur del Líbano, para mantener alejado a Hezbolá de la frontera con Israel, zona desde la que las milicias atacan las ciudades israelíes con cohetes e incursiones.
Rice dijo que su país está analizando la posibilidad de un contingente internacional pero que es poco probable que haya presencia de soldados estadounidenses. "Estamos viendo qué tipo de asistencia internacional tiene sentido, pero no pienso que se espere la presencia de fuerzas estadounidenses en esa fuerza", dijo. (DPA)
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Huellas de la devastación causada por Hezbolá en la norteña ciudad israelí de Nahariya.
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