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domingo,
23 de
julio de
2006 |
El ejército israelí prepara
al país ante posibles bajas
Carsten Hoffmann
Tel Aviv. - La cúpula militar israelí envió este fin de semana más tropas a la zona fronteriza con Líbano. En la lucha contra Hezbolá, el ejército se prepara para una ofensiva terrestre, puesto que la fuerza aérea no puede acabar sola con los milicianos shiítas. "Un avión caza no puede izar una bandera", resume el jefe del Estado Mayor israelí, Dan Haluz. "A veces, un soldado debe mirar al enemigo a los ojos y luchar".
Lógicamente, los militares no quieren entrar en detalles acerca del calendario de la ofensiva. Es cierto que con la movilización de miles de reservistas, el avance en la frontera y el desplazamiento obligado de civiles libaneses de zonas en combate se consigue incrementar la presión y se prepara a la opinión pública ante la idea de una posible batalla con tropas de tierra. Pero a la vez, la cúpula militar insiste en que si bien se van a ampliar las operaciones, éstas seguirán teniendo una extensión limitada.
Hasta ahora se ha enviado sobre todo a unidades especiales que, mediante ataques rápidos, destruyen puestos de Hezbolá y marcan objetivos para la fuerza aérea. Pero pese a estas ofensivas, la milicia continúa lanzando misiles contra localidades en el norte de Israel. Y en la segunda semana de ofensiva militar, la resistencia de Hezbolá sigue siendo muy grande.
Bien lo pudieron comprobar los miembros de una unidad israelí de reconocimiento que llegaron al pueblo fronterizo libanés de Marun al Ras. Fueron blanco de un fuego de Hezbolá fuerte y preciso. El saldo: dos soldados israelíes muertos y seis más heridos. Sólo gracias a la protección de fuertes ataques de la artillería lograron los efectivos retirarse de la zona, en la que poco antes también había fracasado una primera ofensiva.
Los combatientes de Hezbolá están fuertemente atrincherados en esta zona fronteriza. Han acumulado provisiones y munición en búnkers. Aprovecharon los últimos años para construir un sistema militar de túneles.
Pero seis años después de su repliegue del sur de Líbano, el ejército israelí no quiere volver a verse involucrado en una lucha de guerrillas en este montañoso territorio, puesto que en esas circunstancias su superioridad militar no sirve de mucho frente a Hezbolá.
El objetivo es que la milicia sea debilitada lo más rápidamente posible y empujarla hacia el norte. Israel quiere que sea el ejército libanés el que asuma el control en la zona fronteriza. Y no descarta la participación de una tropa de paz internacional.
Preguntas críticas
También en Israel comienzan a plantearse preguntas críticas respecto a la estrategia militar, pese a que la gran mayoría de los israelíes apoyan totalmente los ataques contra Hezbolá. No es momento de contar las propias víctimas, dice el comandante del frente norte, el general de división Udi Adam. Este oficial, cuyo padre, un general, murió en la guerra con Líbano en 1982, trata de preparar a sus conciudadanos ante la posibilidad de que haya más bajas entre las propias filas. "Tenemos que cambiar nuestro modo de pensar, las vidas humanas son importantes. Pero estamos en guerra, y ésta cuesta vidas". (DPA)
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