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 domingo, 23 de julio de 2006  
El cazador oculto: "Quién no soñó con tener un amigo famoso"

Ricardo Luque / Escenario

Antes de empezar, un consejo: escribir en el buscador del outlook la palabra "amigo", ir a edición y cliquear "seleccionar todo" y después "borrar". Ya está. Adiós a todos esos indeseables mensajes que desean "Feliz Día del Amigo" sin saber a quien y, lo que es peor, sin hacer el bien. Porque, hay que ser honesto, los amigos, los amigos de verdad, los que están en las buenas y en las malas, no mandan mails y menos para el Día del Amigo. No. Para nada. Los que mandan mails son otros, los que confunden amistad con oportunidad y se aprovechan, bajan una e-card de la web, con una empalagosa cita del Narosky o Serrat, algo del estilo de "Las malas compañías" y a cobrar. Nada grave. Negocios son los negocios. El problema es que uno corre el riesgo de engancharse. A quién no le gustaría, como a Roberto Carlos, tener un millón de amigos. Quién no soñó alguna vez con tener un amigo famoso. Como Luisito Novaresio, que es un alumno ejemplar, un traga, prolijito, estudioso y, lo que es todavía mejor, generoso, solidario, el compañero de banco ideal para zafar una prueba sorpresa de Matemática. Quién no sería feliz si entre sus más caros afectos tendría a Pablito Feldman, un muchacho rebelde, atrevido, indomable, pero con un corazoncito de dulce de leche, el típico gordito bueno que en los picados del barrio no sólo lleva la pelota sino que además va al arco. Cómo no relamerse los labios imaginándose amigo de Flavia Padín, una mujer que, bajo los reveladores rayos catódicos de la pantalla, se insinúa como una cocinera feliz capaz de crear platos tentadores antes que nadie para ella misma. Y no vengan con que la amistad entre el hombre y la mujer no existe. Porque ahí está el Colorado Cabrera, otro a quien propios y ajenos matarían por tener como amigo, para demostrarlo. El hombre, barriendo barreras generacionales, goza del cariño fraterno de las chicas que lo acompañan cada noche a leer entrelíneas las noticias. Pero hay que admitirlo, el famoso ideal para tener como amigo en esta dichosa celebración es, sin dudas, el Bigote Acosta. Quién mejor que él puede escapar al pandemonio en el que se convierte la ciudad el Día del Amigo. Nadie.
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