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 domingo, 23 de julio de 2006  
Eligieron Argentina para conocer el idioma y la cultura
Vacaciones solidarias: pasean y colaboran en hogares de menores
Son cinco chicas norteamericanas que durante su estancia participan en un programa comunitario

María Laura Favarel / La Capital

Son cinco chicas norteamericanas. Tienen entre 15 y 17 años. Provienen de las grandes urbes del primer mundo y eligieron a Rosario para pasar sus vacaciones, pero también para colaborar en dos hogares de menores de la ciudad. Es que además de querer conocer la cultura argentina, las costumbres y el idioma, también buscan dar una mano a quienes lo necesiten. Y están seguras de que su experiencia en la ciudad, que se extenderá durante un mes, será "única".

Las chicas son sólo parte del contingente de 30 jóvenes norteamericanos que llegaron al país el domingo pasado de la mano de AFS (American Field Service). La entidad tiene una larga trayectoria en la organización de intercambios culturales; sin embargo, es la primera vez que se pone en marcha un programa que incluye además un servicio comunitario.

De esta manera, los estudiantes extranjeros no sólo vivirán en hogares argentinos para conocer la ciudad y sus costumbres, sino que además dedicarán parte de su tiempo a tareas solidarias en comedores comunitarios, escuelas especiales y clubes barriales. Junto con Rosario, participan de la innovadora experiencia familias de Mendoza, San Juan, Tucumán y Resistencia.

Tras dar sus primeros pasos en el país, las chicas pasaron dos días en Buenos Aires donde tuvieron una jornada de orientación. "Nos enseñaron que el mate no es droga, que aquí la gente se saluda con un beso y que debemos ser ordenadas en las casas de las familias que nos alojen", explicaron las integrantes del grupo que días después arribaron a Rosario.

Las visitantes son Steffi Lawton y Adzua Agyapon, de Nueva York; María Palileo, de Washington; Samara Miller, de California, y Chole Kuh, de Boston, quienes desde que están en la ciudad no dejan de asombrarse del afecto de la gente.

Al finalizar su primera jornada de trabajo en la Casa de la Niña, donde realizan tareas comunitarias, confesaron a La Capital a media lengua que las nenas les habían "tocado el corazón". En esta institución viven más de 20 niñas por orden de la Justicia, dado que en sus hogares sufren situaciones de maltrato, violencia familiar o abuso.

Y claro que la llegada de las norteamericanas provocó que las niñas del hogar salieran a recibirlas con gritos de alegría y hasta les pedían que les escriban sus nombres en la palma de la mano para poder llamarlas. Además, reclamaban abrazos y no querían despegarse. "Nos preguntaron nuestras fechas de cumpleaños y de dónde veníamos", comentó María.

"Nos sorprendió que compartieron su historia con nosotras", dijo Adzua. Las jóvenes estuvieron allí hasta el almuerzo donde sirvieron la comida y compartieron el momento con las chiquitas. "Todas se querían sentar con nosotras", dijo Chloe, con asombro.

"Nos damos cuenta de que necesitan afecto y nos piden que les demos muchos abrazos", manifestó Samara, quien dijo en su ciudad "existen personas que viven bajo los puentes, pero son adultos". Y Steffi agregó: "No estamos acostumbradas a ver a niños en esta situación".

"A veces se cree que los yanquis somos fríos -dijo Adzua-, pero no todos somos así". Es más, indicaron que varias ya habían realizado tareas solidarias en sus ciudades de origen, como colaborar en la construcción de viviendas y comedores comunitarios.


Experiencia única
Las jóvenes extranjeras permanecerán hasta fines de este mes en la ciudad. Durante este período, trabajarán por la mañana en la Casa de la Niña haciendo juegos, enseñando manualidades y ayudando con el almuerzo; mientras que por la tarde estarán en el Hogar del Huérfano.

Allí, realizarán un trabajo intercultural, ya que trabajarán con un grupo de niñas de entre 8 y 12 años con quienes analizarán las costumbres de cada país, desde la alimentación hasta la educación. Y para finalizar su tarea, el último viernes del mes serán parte de un festival de títeres, que organizarán ellas mismas y donde intercambiarán los roles: ellas hablarán de las costumbres argentinas y las niñas del hogar explicarán las tradiciones americanas.

Lo cierto es que pese al poco tiempo que llevan en Rosario, ya están movilizadas por el impacto que causaron estas niñas "en el fondo de su corazón" y no pueden creer que "siendo chiquitas tengan una vida tan dura".

"No están enojadas, por el contrario, brindan tanto cariño", dijo sorprendida Steffi, de 17 años. Por su parte, María, de 16, señaló que "no es común ver a chicos tan buenos como los que hay aquí, que comparten todo y abren su corazón". Su compañera, Chloe, de 15 años, agregó: "Es sorprendente cómo te dan afecto".
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Los estudiantes son del programa de intercambio auspiciado por American Field Service.

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