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domingo,
23 de
julio de
2006 |
Agresión
al Líbano
El secuestro de dos soldados israelíes por la milicia de Hezbolá el día 12 del corriente no justifica la barbarie que está cometiendo el Estado de Israel, uno de los más poderosos ejércitos del mundo, contra un país pacífico e indefenso como el Líbano, atacando por aire, mar y tierra objetivos civiles, cobrando vidas inocentes y destruyendo a ese país. El gobierno libanés que no controla a la milicia de Hezbolá informó que no tenía conocimiento de las acciones de esa milicia y las desaprobó. La comunidad internacional pudo haber evitado tanto dolor, lágrimas y sangre si hubiera actuado con justicia, rigor y equidad en la problemática del Oriente Medio, que lleva ya casi seis décadas de despiadados enfrentamientos bélicos entre Israel y sus vecinos, y es caldo de cultivo del extremismo y el terrorismo internacional. El gobierno del Líbano estaba dialogando con Hezbolá para concretar pacíficamente su desarme según la resolución 1.559, cuando estalló las cruentas hostilidades. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que dictó dicha resolución es el responsable de hacerla cumplir y no la maquinaria bélica del Estado de Israel. El aniquilamiento del pueblo palestino, el sufrimiento y las calamidades que padece el pueblo libanés, y el peligro de nuevas guerras en aquella región no tendrá fin si la ONU no hace cumplir todas las resoluciones que la misma aprobó. Resoluciones en cuyos contenidos está la anhelada solución: el restablecimiento de la estabilidad y la seguridad, el respeto a la soberanía de todos los Estados y el logro de una paz duradera para toda la zona del Medio Oriente. El Líbano es una democracia, cuna del alfabeto durante toda su historia milenaria, jamás fue agresor, es un modelo de convivencia entre religiones y culturas. Ruego al Consejo de Seguridad de la ONU su intervención inmediata para detener esta masacre.
Elías Abbud (ex presidente
Unión Cultural Argentino
Libanesa, filial Rosario)
[email protected]
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