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sábado,
22 de
julio de
2006 |
Jardinería / arbolado
Arboles para la vida
No caben dudas sobre la importancia de los espacios verdes en los ecosistemas urbanos, entonces, resulta útil mencionar algunos datos sobre su incidencia sobre los factores climáticos, físicos, luminosos, de equilibrio, paisajísticos, sociales y psicológicos. Estudios de una universidad americana y otra alemana establecieron el impacto de las zonas verdes (especialmente con arbolado) sobre el estado psíquico y físico de las personas.
Los estudios constataron que la presencia de árboles tiene un efecto altamente positivo para la moral y la salud. En cambio los que tienen vista sobre paisajes urbanos sin árboles (paisaje caliente o isla de calor) padecen más a menudo sentimientos de angustia, irritación, tristeza y estrés. Un entorno verde con árboles es especialmente útil para hospitales y lugares de trabajo.
Un segundo estudio consistió en una investigación de científicos alemanes sobre la influencia de las plantas en el lugar de trabajo. Se preguntaron si aparte de su aspecto estético y su papel en la purificación del aire, estas tienen también un efecto psíquico positivo sobre los trabajadores. La respuesta es que las plantas en el trabajo favorecen el bienestar general, la eficacia y la concentración, lo que entraña una reducción de los problemas de salud y del ausentismo laboral tanto por accidente como por enfermedad.
Kaplan & Kaplan (1989) formularon una teoría sobre la interacción entre la atención del hombre y el entorno circundante. La vida urbana, con vehículos rápidos, señales de neón destellantes y otros estímulos ocasionan un estrés constante. La investigación indica que la vegetación y la naturaleza refuerzan la atención espontánea, permite que el sistema sensorial se relaje e infunda nuevas energías. Por otra parte Ulrich (1984) demostró que los pacientes hospitalizados se recuperaban más velozmente cuando a través de la ventana podían ver árboles.
Interacción con el entorno
Los ecosistemas urbanos cubren actualmente cerca de un 4% de la superficie de la Tierra (más de 470 millones de hectáreas). Los árboles y espacios verdes en las ciudades disminuyen significativamente la temperatura, que puede ser entre 0,6 y 1,3º más elevada que en las zonas rurales (efecto isla de calor) y, por lo tanto, reducen el consumo de energía.
Un solo árbol de tamaño mediano tiene la capacidad de transpirar hasta 450 litros de agua por día, consumiendo energía calorífica en el proceso de evaporación.
Los espacios verdes reducen considerablemente la contaminación atmosférica (dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, monóxido de carbono, ozono y partículas PM-10; PM-2,5 y metales pesados).
Un estudio de la ONU para la ciudad de Chicago estima que los árboles eliminan 5.575 toneladas de contaminantes atmosféricos por año, lo que supone un servicio de limpieza de 9 millones de dólares. Según los últimos datos publicados por la National Urban Forest de los Estados Unidos, el carbono almacenado en los bosques urbanos del país es de 700 millones de toneladas y la absorción anual de carbono de ese arbolado es de 22,8 millones de toneladas.
Además los árboles producen una reducción muy significativa de los niveles de ruido en las ciudades. Un cinturón de 30 metros de árboles altos, combinado con superficies suaves, puede contribuir a reducir los niveles de ruido en un 50%.
El ruido comienza a afectarnos por larga exposición cuando supera los 70-75 decibeles. Pero incluso, un nivel de sonido de fondo continuo de más de 40 dB, puede afectar el sueño y al sistema cardiovascular. Un decibel es la unidad de medida de intensidad del sonido. La escala de decibeles es logarítmica, lo que significa que un sonido de 80 dB es diez veces mayor que uno de 70. Muchas ciudades del mundo superan los umbrales de los ruidos molestos.
Las barreras sónicas se pueden lograr utilizando arbolado de hoja caduca -crecen más rápido- que alcanzan los 12 metros de altura en un tiempo razonable. Dejando 30 metros de separación entre arboleda y ruta, pero llenos de vegetación y hojas, se puede llegar a reducir 5 dB.
A través de la fotosíntesis los árboles y otras plantas fabrican su propio alimento a partir del dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, el agua, la luz solar y los elementos del suelo. En este proceso los árboles liberan oxígeno (O2).
Según un estudio de los doctores Gregory, McPherson y Simpson, los árboles urbanos del estado de California, estimados en aproximadamente en 177 millones de unidades, reducen las necesidades de energía eléctrica para acondicionadores de aire en un 2,5% , lo que representa un ahorro de $485,8 millones. El ahorro se produce sobre todo en las áreas residenciales.
Los bosques urbanos de California producen un ahorro energético anual equivalente a 7,3 centrales de 100 MW, es decir, suficiente energía para 730.000 hogares u 1,8 millones de personas. El estudio concluye que plantando otros 50 millones de árboles en áreas urbanas es posible reducir las cargas en épocas estivales en un 4,5%.
Textos: Luis Fuster (ingeniero agrónomo), Gabriela Rinesi (diseño de espacios verdes) y Marcelo Serra (ingeniero paisajista).
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