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domingo,
16 de
julio de
2006 |
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Charlas en el Café del Bajo
-Es para mi notorio, Inocencio, que muchos religiosos equivocaron el mensaje a través del tiempo y por eso mucha gente hoy dispara, huye, cuando le hablan de religión. En este marco, muchos se olvidaron o no tuvieron en cuenta el relevante hecho de que la religión no es sólo una estructura de lanzamiento al cielo, sino que es un camino para lograr un mejor nivel de vida en esta tierra.
-Claro, frases tales como "si te portás mal te vas al infierno", o "en esta vida sufrimos y nos preparamos para vivir la gloria del paraíso", u otras por el estilo, son, en mi opinión, una distorsión, del deseo de Dios. ¿Dios quiere que suframos? ¿Dios es un ser castigador? De ningún modo. Si bien es cierto que un grado de sufrimiento perfecciona y sublimiza el espíritu, Dios no quiere que tal sufrimiento sea indebido. Y si hay alguien que estableció principios, leyes, normas para que la vida fuera para el ser humano lo mejor posible, ese fue y es precisamente Dios.
-Así es. Y en ese sentido, y volviendo a las siete leyes a las que hicimos mención ayer (recordamos siete leyes dadas por a Noé, y ratificadas a Moisés en el Monte Sinaí), cinco hay que son relevantes: La fe en Dios sin necesidad de adorar ídolos. Respetar a Dios. Respetar la vida humana (no matar). Respetar la propiedad y los derechos del prójimo (no robar). Creación de un sistema judicial para procurar justicia. Esto es muy claro, muy contundente y es una base maravillosa para lograr una vida en paz en este plano existencial.
-Analice brevemente estas leyes.
-No adorará ídolos. En este caso no se refiere la ley sólo a la prohibición de adorar imágenes o dioses paganos, como habitualmente se interpreta. Aquí se trata de no adorar a otros ídolos que no tienen imagen, pero son venerados con el consiguiente perjuicio que ello trae consigo. El dinero coronado por la avaricia; el poder para fines que no responden al bien común; el éxito, la fama, la gloria mal entendidos; la trascendencia por medio de frivolidades; las leyes huecas de la sociedad de consumo, son ídolos que en mi opinión atentan contra el hombre y contra Dios.
-Sí.
-Respetar a Dios y a sus principios. Esto es imprescindible para poder lograr una armonía que permita la paz interior y la paz social. Las leyes de no matar, de no robar, son esenciales. Imaginemos una sociedad en donde no hay guerras y que los poderosos del mundo abdican de todo tipo de exacciones (cobro injusto y violento) sobre los más débiles. Imaginemos que no hay más robos a mano armada y cesan las muertes como consecuencia de asaltos o venganzas, o iras irrefrenables. Imaginemos que a partir de ahora el derecho del prójimo es respetado y que la Justicia funciona debidamente. Claro, una de las leyes para mí fundamentales es precisamente la que plantea la necesidad de procurar justicia. Sigamos imaginando y entonces observemos con nuestra mente una sociedad en donde se pone estrictamente el celo de hacer justicia, es decir, de dar a cada uno lo suyo, lo que le corresponde por su dignidad de ser humano, hecho a imagen de semejanza de Dios: Justa distribución de la riqueza, justo trabajo, justo salario, justa educación, justo sistema de salud, justa jubilación. O sea, para resumir, justa acción para todos los seres humanos en todos los órdenes ¿No sería este un mundo mejor?
-Desde luego que sí.
-Dios nos dio leyes para una vida mejor. Y tanto es así que Moisés recibe las siguientes palabras, que hablan de la cuestión social que preocupa a Dios: "Si siguiereis mis decretos y observareis mis preceptos y los realizareis entonces Yo proveeré vuestras lluvias en su tiempo, la tierra dará su cosecha y el árbol del campo dará sus frutos. Vuestra trilla durará hasta la vendimia y la vendimia durará hasta el sembrado; comeréis vuestro pan hasta la saciedad y habitaréis seguros en vuestra tierra". Estas palabras entrañan muchos significados. Pero el hombre, necio, dio la espalda a los principios divinos y se rige por sus propias reglas plenas de mezquindades y como es más cómodo y menos comprometedor, muchos religiosos se dedicaron a vender parcelas en el cielo (lo que está bien, pero es insuficiente) en lugar de proclamar el deseo absoluto de Dios.
Candi II
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"El gobierno quiere subirnos a un ring, pero no le daremos el gusto"
Rubén Giustiniani
Senador PS
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