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domingo,
02 de
julio de
2006 |
Forza Italia
La prensa y los hinchas azzurros hablan de título
Toda Italia está segura: los azzurri serán campeones del mundo. “¡Ahora todo es posible!”, tituló el Corriere dello Sport tras el triunfal 3-0 sobre Ucrania.
Pero la noche del viernes, entre Milán y Messina, los aficionados celebraron en principio el ansiado pase a semifinales del Mundial de Alemania 2006. “No ocurría desde Estados Unidos 1994”, se alegró un comentarista del Corriere della Sera.
Tras el pitazo final, decenas de miles de personas salieron a las calles, tocando la bocina, celebrando con tanto entusiasmo, que muchos observadores se preguntaban cómo sería el festejo en el caso de un eventual triunfo de Italia en la final.
“Es un ensayo general para el 9 de julio”, se comentaba. Los hinchas recorrían felices las ciudades. En Roma, llegaron a paralizar el tráfico.
Ya poco después de las 23 hora local se desplegaron numerosos efectivos de la policía de tráfico, para regular el caos en calles y plazas. Decenas de miles de coches y motocicletas, decorados con banderas italianas, intentaban alcanzar el centro histórico.
Como es habitual desde hace años, la Piazza Venezia fue el centro de los festejos. “¡Totti! ¡Totti!”, gritaban los hinchas romanos, mientras los turistas registraban el espectáculo con sus cámaras digitales.
“Este partido fue como una liberación. Por fin pudimos demostrar lo que somos capaces de hacer”, dijo un hincha ataviado con la camiseta de la selección. “Pero ahora nos tocan los dueños de casa, lo que siempre es difícil”, añadió con vistas al partido de semifinal contra Alemania.
Los comentaristas deportivos eran más optimistas: “Alemania, te vamos a vencer”, tituló ayer el Corriere dello Sport en letras enormes en la tapa.
Durante el partido contra Ucrania, que fue transmitido en numerosas pantallas gigantes así como en bares y cafés, los restaurantes de Roma permanecieron vacíos, una imagen poco común un viernes por la noche.
Cientos de pasajeros en el aeropuerto romano de Fiumicino vivieron en carne propia la pasión de los italianos por su selección. Poco antes del inicio del partido, se suspendieron sin previo aviso cinco vuelos de la compañía Alitalia. Los tripulantes simplemente no se presentaron a su trabajo, se les explicó a los furiosos pasajeros.
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