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domingo,
02 de
julio de
2006 |
China inauguró el ferrocarril hacia el Tíbet
Los trenes cubrirán en dos días una distancia de 4.000 kilómetros con tramos de más de 5.000 metros de altura
Lindsay Beck
China inauguró ayer el ferrocarril más alto del mundo, celebrando el vínculo hacia el Tíbet como un símbolo de fuerza y armonía étnica mientras que los críticos denunciaron la iniciativa como una amenaza para la cultura del pueblo tibetano y el medio ambiente.
El presidente chino, Hu Jintao, se mostró orgulloso tras despedir a los pasajeros del primer tren, que partió desde el puesto fronterizo de Golmud, en la occidental y lejana provincia de Qinghai, hasta la capital tibetana, Lhasa.
"La construcción del ferrocarril desde Qinghai a Tíbet tiene un importante significado para el aceleramiento del desarrollo económico y social del Tíbet y Qinghai, mejorando la vida de las personas de todas las etnias y reforzando la unidad entre los grupos étnicos", dijo Hu transmitido por la televisión china.
Tras su discurso, un tren que trasladaba funcionarios y trabajadores del proyecto salió de Golmud hacia Lhasa, donde llegará hoy por la noche. Simultáneamente, otro tren salió desde Lhasa.
El primer tren salió desde Pekín ayer al atardecer en medio de un gran despliegue publicitario y debe llegar a Lhasa 48 horas después, tras una jornada de 4.000 kilómetros a través de territorios a más de 5.000 metros de altura en la meseta tibetana.
Los críticos temen que el ferrocarril dote de un flujo de turistas e inmigrantes que erosionarían la identidad cultural tibetana. China dice que el Tíbet es una parte inseparable de su territorio.
"El Tíbet es una parte de China. Si cualquier chino quiere ir ahí, sólo tiene que decidirlo", dijo la portavoz Jiang Yu, del Ministerio de Relaciones Exteriores chino.
El Ejército de China ocupó el territorio himalayo en 1950 para imponer su gobierno comunista. Nueve años después, el líder espiritual del Tíbet, el Dalai Lama, huyó a India tras una fracasada rebelión en contra de Pekín.
"Un día negro"
Los tibetanos que residen en Dharamsala, al norte de India, donde el Dalai Lama preside un gobierno en exilio, llamaron al sábado como un "día negro" y publicaron un sitio web en protesta contra el ferrocarril (www.rejecttherailway.com).
Anteayer, tres activistas extranjeros miembros del grupo Estudiantes para un Tíbet Libre expusieron un cartel en la principal estación de trenes de Pekín que decía "Ferrocarril chino al Tíbet: diseñado para destruir". La policía los detuvo rápidamente.
China espera que el ferrocarril impulse la economía del Tíbet y reduzca los costos de transporte. De acuerdo a la s estadísticas chinas, el promedio de crecimiento económico tibetano desde el 2001 hasta el 2005 fue más del 12 por ciento al año, impulsado por aportes de fondos del gobierno central.
Pero los críticos dicen que muy poco de ese desarrollo beneficia a los tibetanos, quienes (con los inmigrantes chinos que ya han empezado a llegar) se están convirtiendo en una subclase excluida de la prosperidad.
Los opositores también dicen que el ferrocarril, que cruza frágiles montañas congeladas, es un peligro para el ambiente. El gobierno de Pekín lo niega. (Reuters)
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Fotos
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Los vagones son presurizados como los aviones, por la falta de oxígeno en altura.
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