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domingo,
02 de
julio de
2006 |
En Foco. La desocupación en un dígito
El presidente Néstor Kirchner anunció en la semana que pasó que el desempleo se ubicó en mayo en el 9,8%, colocándose en un dígito por primera vez desde octubre de 1993.
La noticia debe confrontarse en un contexto que en el que también juega el hecho de que la medición de desempleo del Indec es trimestral (es muy probable que el promedio del período siga siendo de dos dígitos), que a esa cifra se llega computando a los beneficiarios de planes sociales como ocupados y que el promedio de los aglomerados relevados por el organismo no refleja totalmente la realidad del mercado laboral en las distintas regiones del país.
Es el caso del Gran Rosario, donde la última medición conocida, correspondiente al primer trimestre del año, arrojó un incremento de la desocupación a un nivel por encima del 14%. Dato que puede tener muchos matices pero que también provoca preocupación desde el momento que convive con una de las etapas que se supone es una de las de mayor crecimiento en la región.
De todos modos, si en términos generales sería faltar a la verdad que la situación laboral ha mejorado respecto de los años de la crisis, este mismo avance también marca un nuevo piso de discusión. En ese sentido, el director de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL), Ernesto Kritz, sostuvo que "el ciclo del alto desempleo ha llegado a su fin" pero advirtió que la contracara de ese fenómeno es que "hoy tener un empleo no garantiza una buena situación social", producto de la segmentación del mercado de trabajo, donde la clase media y la media baja "obtiene empleo formal y de calidad", mientras los más pobres "cuando consiguen un trabajo es precario y mal pago". El experto advirtió que uno de cada tres ocupados cobra menos del salario mínimo.
El investigador de la Universidad de General Sarmiento y ex presidente de Indec, Luis Beccaria, coincidió: "Cuando un productor agrícola se quejaba en 2002 porque los 150 pesos del Plan Jefes y Jefas de Hogar no le permitían contar con personal para levantar su cosecha, es porque le pagaba 150 a un jornalero por 10 horas de trabajo diario".
Mientras los niveles de desigualdad y pobreza son muy elevados, el investigador llamó la atención sobre los rasgos más preocupantes en el mercado de trabajo, como "el nivel de precariedad del empleo".
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