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sábado,
01 de
julio de
2006 |
"Ciclo cumplido"
El entrenador José Pekerman dijo ayer que dejará la conducción de la selección
Se acabó. Argentina se fue del Mundial y José Pekerman de la conducción de la selección. Dos noticias difíciles de digerir, pero en las que no hay vuelta atrás. Los penales dejaron a la albiceleste en cuartos y al técnico sin su banca por decisión propia. “Este es un ciclo cumplido, que terminó y no voy a seguir”. Respuesta tan contundente como las manos de Lehmann que abortaron el sueño de un país.
Visiblemente abatido, Pekerman consideró que “Argentina jugó un buen partido, como en todo el torneo; la verdadera pena es la eliminación, lo otro no es tan importante. El fútbol argentino va a seguir bien”, dijo como para separar las cosas y ubicarlas en su real importancia.
Después vinieron las otras consideraciones (ver aparte), la explicación de la salida de Riquelme y la preferencia por Cruz antes que Messi, la apuesta por Tevez en lugar de Saviola y el haber creído en el plantel “hasta el último penal” y la certeza de que “este equipo le devolvió la alegría a los argentinos”.
En el medio, la despedida de Pekerman, sorpresiva, obró como un coletazo al dolor de la nueva eliminación en un Mundial, por cierto muy distinta a la ocurrida en el 2002 y hasta en las anteriores presentaciones en Francia 98 (donde Argentina quedó eliminada también en cuartos, pero durante los 90 minutos) y, por supuesto, de Estados Unidos 94. Aunque no alcanzó para colmar las expectativas albicelestes, indudablemente se dio un paso adelante, amén si corresponde o no con la que, puede creerse, es la verdadera historia futbolística argentina.
Así, el multicampeón de juveniles, que no sólo jerarquizó a esas selecciones sino que fue el factótum para que, además de los títulos logrados, se las integre y proyecte a la selección mayor, concluyó un ciclo en los disparos desde los doce pasos ante el país organizador, que no lo superó en el juego.
Los números de su foja de servicios en la mayor dirán que mal no le fue, aunque serán juzgados a la luz de este resultado. Más que eso, Pekerman obró de acuerdo a un estilo propio, apuntalando el concepto de flexibilidad en la distribución de puestos y sin casarse con nadie, ni siquiera con su niño mimado, Riquelme, a quien ayer vio cansado y lo sacó. Tampoco se casó con los medios por Messi, a quien, como a todos, sólo vio bajo la lupa de sus rendimientos futbolístico y físico, por eso nunca dudó en meter cambios, ya que en un Mundial sostener una continuidad puede pagarse caro.
Ya no habrá equipo de José, aunque no haya alcanzado ese status. Argentina dijo “hasta el Mundial que viene”. Pekerman, “hasta nunca”. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
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Las últimas indicaciones de Pekerman.
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