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 domingo, 09 de octubre de 2005  
Argentino estuvo cerca de su primera victoria de local pero Barracas Bolívar le empató al final
Argentino parece condenado a no ganar: igualó 1 a 1

Rodolfo Parody / Ovación

Las manos de Carlos López sostenían la ventaja mínima de Argentino. Con uno menos por la expulsión de Dos Santos, Valentini en una pierna y Hugo Ibáñez afuera desde hacía rato, soportaba el asedio de Barracas Bolívar. Hasta que la cabeza de Klemenco le arrebató la primera victoria de local en la Primera C. La nueva frustración significó ese sopapo en la cara que ayuda a recobrar la conciencia y entender que la actualidad salaíta está lejos del ideal.

  Al plantel de Argentino no le sobra nada. En la cancha aparecen pibes sin roce que deben asumir demasiadas responsabilidades. A esa dificultad se agregó ayer la escasísima generación de juego y las pocas ocasiones en las que sus jugadores merodearon masivamente el arco rival. Sandro Sánchez rara vez pisó el área contraria, Juan Magallán no gravitó, Basso y Valentini respetaron a rajatabla su función de volantes centrales y los marcadores Farías y Dos Santos no se proyectaron.

  Para colmo, Hugo Ibáñez se movió demasiado adelantado y sin espacios. Hubiera sido útil que arrancara desde atrás para aportar la ductilidad y el juego fluido que tanto necesitaba Argentino. En ese contexto, el único punta Castillón no inquietó nunca.

  A Barracas Bolívar le alcanzó la mayor experiencia de sus futbolistas para preocupar al principio con la entrada solitaria de Altobelli que encontró la primera respuesta de Carlos López y con el remate del mismo delantero que se estrelló en el travesaño.

  Después escasearon las emociones, las que renacieron cuando Ibáñez metió un centro con tanta fortuna que se le metió por encima a Paulitti para el grito eufórico de los hinchas salaítos.

  Los mejores pasajes de Argentino ocurrieron en los 10’ de la segunda etapa. Ibáñez tuvo mayor protagonismo y parecía que la resistencia de Barracas se quebraba, pero Magallán desvió en dos ocasiones desde buena posición.

  Entonces, ocurrió lo peor. Ibáñez se retiró contracturado y ya nada fue lo mismo. Barracas Bolívar empezó a llegar y Carlos Sánchez se agigantó para volar y desviar un zurdazo de Carlos Sánchez. Al rato, tapó un cabezazo solitario de Figueroa.

  Argentino dispuso de la última en una gran corrida de Farías desde mitad de cancha, pero tiró al bulto contra Paulitti. A esa altura, el salaíto sufrió la expulsión de Dos Santos y con Valentini lesionado y sin chances de reemplazarlo porque ya había realizado los tres cambios, sólo aguantaba.

  El aguante se quebró con la cabeza de Klemenco a 5’ del final. Así Argentino se retiró otra vez con la pena de no saber lo que significa ganar en casa.
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El salaíto llegó poco, no tuvo fútbol y tiene un futuro poco esperanzador.

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