La cantante presenta su álbum "Flor Verbena" en el Parque de España

Ethel Koffman: "Este disco es una canción sobre la lucha por la vida, las ideas y el propio camino"

La virtuosa intérprete actúa junto a numerosos músicos invitados y promete un recital con algunas sorpresas

U.G. Mauro / La Capital

"Yo no escribo; pasa que puedo decir las canciones de los demás como si fueran mías, porque realmente siento que las hago propias", le dijo a Escenario la cantante Ethel Koffman, quien hoy, a las 21.30, presenta su segundo disco, "Flor Verbena", durante un recital en el teatro Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España, Sarmiento y río Paraná.

-¿Cómo es una flor verbena?

-La flor es la de la planta verbena oficinalis, que se caracteriza por crecer en terrenos muy secos, en climas rigurosos. Es una planta indómita y los estudiosos de las terapias florales encuentran en ella una similitud entre su comportamiento y el de algunas personas que en algún contexto hostil luchan por sus ideales y logran encender el entusiasmo de los demás. En el disco es, además, la letra de una canción de Laura Suárez, una autora rosarina fallecida, muy prolífica.

-¿A quien pusiste en el lugar de la persona aguerrida cuando trazaste ese paralelismo?

-Obviamente, cuando uno elige así, se siente identificado. La tapa del disco ilustra algo de esto en la mujer que hace equilibrio sobre el mundo, sosteniendo una vara muy pesada entre el cielo y la tierra con su cuerpo endeble. Es algo metafórico sobre ciertas personalidades que tienen mucho que ver con los ideales. En realidad, este disco es una canción sobre la lucha por la vida, las ideas y el camino que elegí, y hay alguna otra canción de ese tono.

-¿Cuál, por ejemplo?

-Otra que es como una declaración de principios es el tema de Aznar "Si no oigo a mi corazón", que en definitiva dice un poco lo mismo y se pregunta desde dónde me muevo en este mundo, ¿desde el corazón o desde la razón?

-¿Por qué se produjo un intervalo tan largo entre tu primer disco "Lilà" y "Flor Verbena"?

-Reflexioné mucho sobre eso. Fueron siete años en los que creo que estuve echando raíces. Si sembrás bambú japonés, pasan como siete años años hasta que decide crecer, y cuando lo hace, alcanza una gran altura, pero mientras tanto estuvo echando raíces. "Lilà" fue un buen disco que hasta tuvo una reedición y creo que se merece otra; "Flor..." fue trabajado de un modo muy distinto. Yo venía trabajando con arreglos escritos, camarísticos, que siempre sonaban igual, pero en este disco es muy distinto; los arreglos de este disco fueron surgiendo como un intercambio medio lúdico con los músicos.

-¿No existe ninguna canción escrita por vos?

-No. Yo estoy aquí como intérprete. Nunca escribo. Pasa que puedo decir las canciones de los demás como si fueran mías, porque realmente siento que las hago propias.

-Cuando cantás, ¿hasta qué punto te condiciona el saber académico, tu condición de maestra de canto?

-En este disco y en esta etapa mía como cantante pude evitar bastante eso. Siempre les digo a mis alumnos que la técnica es algo que hay que incorporar para que quede en el cuerpo, en la memoria muscular, para luego olvidarla cuando uno canta. Ese olvidarse de la técnica implica después que uno tiene recursos internos para poder interpretar.

La rosarina relativizó el valor de la técnica vocal y reivindicó el sentimiento.