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 domingo, 02 de octubre de 2005  
Federación Agraria advirtió sobre la expansión de la frontera agropecuaria
"La agriculturización expulsa campesinos"
El presidente de FAA dijo que la entidad debe defender a los "Con tierra" que sufren la amenaza del desplazamiento

Marcos Cicchirillo / La Capital

"Cómo va gaucho". Saluda cada vez que se presenta ante un interlocutor con el que sabe hablará seguramente de campo. Y esta vez no fue la excepción. Es el presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, sentado en su escritorio, donde descansan las 25 páginas del discurso inaugural que pocos días después pronunció en la inauguración del 93º congreso de la entidad. En ese cónclave el dirigente fue reelecto con el 88% de los votos de los delegados de las filiales de la organización. Pero por primera vez en su gestión debió enfrentarse a una lista opositora.

Aunque el teléfono de su oficina no calla nunca, habló extensamente de todo: sobre la agudización de la conflictividad social que produce la constante expansión de la frontera agrícola sojera y de las fuertes peleas internas que abrió en la entidad la defensa gremial de los "Con tierra" de Formosa o Santiago del Estero. De la reivindicación de los "viejos paradigmas" de políticas agrarias y de la innovación tecnológica. También hizo su autocrítica y reconoció que los cuadros de la Federación Agraria deben estar "menos en Buenos Aires y más en los pueblos".

En los últimos años los congresos de FAA comenzaron a poblarse de nuevas caras. A los "chacareros" se sumaron los "campesinos", pequeños productores de zonas extra pampeanas que luchan por mantener la tierra frente a la expansión de la frontera agrícola. También de representantes de otros sectores. Del último congreso participaron más de 80 cooperativas de distintos rubros (entre las que se encuentran las de trabajadores de frigoríficos recuperados, etcétera). Este giro político abrió sus heridas dentro de la organización, que tiene la difícil tarea de hablar de los problemas de la tierra cuando el campo está en la mira como un sector que nada en plata. "El ministro de Economía habla de un aumento de 530% en las ventas de cosechadoras, de 620% más de tractores e implementos, de que hubo una disminución fenomenal de la deuda con el Banco Nación, tal vez algunos de nuestros federados son parte de esos números, pero la mayoría de los productores y economías regionales no", dijo Buzzi, quien advirtió que "hay más de 100 mil familias sin sus títulos de propiedad".

-¿La marcha programada para el 12 de octubre, después de muchos años, es el inicio de un plan de lucha?

-El 2006 se ve como un año mucho más conflictivo y por eso vamos a haber más movilizaciones para intentar impactar en la conciencia urbana el problema que significa la concentración y uso de la tierra.

-Desde algunos sectores comienzan a escucharse voces diciendo que el problema por la propiedad de la tierra está girando hacia un escenario similar al que existe en Brasil. ¿Qué piensa?

-Es no conocer la realidad argentina, porque salvo alguna célula que sí tiene la práctica de ir a ocupar campos, la enorme mayoría, más del 90%, reclama por la tierra que ya ocupa desde hace generaciones. A diferencia de Brasil, los que tiene problemas aquí no son los "Sin tierra" sino los "Con tierra".

-¿El conflicto tenderá a agravarse con el avance de la frontera agrícola?

-Sí, mientras más se agriculturice y perdure la complicidad entre los gobernadores y algunos empresarios para ir desplazando a esta gente, a la que aprietan y obligan a firmar contratos que les hacen perder los derechos adquiridos por la ley veinteañal, los conflictos se agudizarán. Por eso planteamos que hace falta volver a regular las relaciones agropecuarias, con una ley de arrendamiento que preserve el recurso suelo y la estructura social. Si no se profundizará la extranjerización de la tierra y la concentración de su uso en pooles de siembra, fondos de inversión y cerealistas.

-¿Cree que el gobierno tiene la intención política de modificar algunas de estas cuestiones?

-Hasta ahora no. Sí le reconocemos a este gobierno tres o cuatro cuestiones: el esfuerzo por mantener el tipo de cambio, la apertura hacia la agricultura familiar que tienen la Cancillería y la Secretaría de Agricultura, y la política en derechos humanos. Pero cuando vamos a las cuestiones estructurales, de fondo, no cambiaron nada. Los beneficiarios de los procesos económicos siguen siendo los mismos grupos concentrados. Está claro que crecimiento no significa desarrollo.

-¿La apertura de la Federación Agraria hacia los movimientos sociales genera oposición dentro de la entidad?

-La decisión de ser una entidad que represente a los pequeños productores, que incorpore a los campesinos de las zonas marginales, que se defina a favor de la reforma agraria, que es ser fieles al artículo 5 de nuestro estatuto, tiene sus consecuencias y molesta a algunos sectores, pero es democrático que haya debate. Y nos da más convicción para saber que éste es el rumbo. En todo caso tenemos que salir a convencer a más gente, salir a explicar mejor lo que proponemos, porque tal vez haya algo de confusión. Hay compañeros que dicen que dejamos de representar al productor tradicional. Y me parece todo lo contrario, creo que más que nunca estamos representando al productor tradicional. Sus problemas de fondo no son problemas impositivos, de caminos, inseguridad, que también son drámaticos, sino la falta de un precio sostén, de una ley de arrendamiento, de una junta nacional de granos.

-¿Y qué autocrítica se hace?

-Una sola: la dirigencia tiene que ir más a las bases, ir más a los pueblos. Más contacto con la gente, no si somos de derecha o de izquierda. Y para esto habrá algunos cambios, poniendo gente que esté dispuesta a caminar el territorio: menos Buenos Aires y más en los pueblos.

-Por otro lado también se exige un nuevo rol del gremialismo rural, en el apoyo a actividades empresariales.

-Más que nuevo rol, se trata de nuevas funciones. Entendemos que hay que prestar servicios a realidades concretas: fortalecer los procesos productivos, mejorar los productos y abrir nuevos mercados, sobre todo para las producciones no tradicionales. De todas formas, esto de los nuevos paradigmas como plantea Jorge Romagnoli (presidente de Aapresid) no son tales, porque con los viejos paradigmas tan mal no nos iba: el Banco Nación daba créditos para poder comprar un pedazo de campo, había una ley de arrendamiento de cinco años de plazo, la junta nacional de granos intervenía en el comercio y unificaba los estándares. En esos paradigmas, mi viejo que era un chacarero gringo arrendatario analfabeto pudo comprar un pedazo de tierra con mis tíos en JB Molina. Entonces recuperar lo bueno de lo viejo es algo que no hay que abandonar.
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Reelecto con el 88% de los votos, Buzzi trazó el perfil de la conducción de FAA.

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