"El lavado de dinero eleva los alquileres en el sector"

Es cada vez más frecuente oir a productores agropecuarios que parte de los exhorbitantes precios que se pagan por campos o alquileres se debe al ingreso de dinero proveniente del blanqueo de actividades ilícitas, y que esta corriente inversora los preocupa porque los pequeños chacareros que no pueden competir con esos montos y terminan desplazados.

Sobre este tema, Buzzi reconoció que "el lavado de dinero en el campo es creciente" y explicó que "en zonas de alta división de la tierra la situación es más estable para el productor; hay expulsión donde los lotes son más grandes, que son de mayor interés para el lavado". Estos fondos, junto con los pooles de siembra, fondos de inversión y cerealistas "están eliminando a la clase media rural", aseguró.

"El blanqueo o la concentración, aunque sea legal, está produciendo un nuevo proceso de concentración posnoventa, que lo que antes era por quebranto ahora es por rentabilidad", definió.


Impuesto inmobiliario
Por otra parte, el aumento del impuesto al inmobiliario rural es otro de los temas que entrarán de lleno en la agenda de los chacareros para el 2006, después que el ministro de Hacienda, Walter Agosto, reconociera días tras que el año próximo debería debatirse.

Al respecto, Buzzi admite que el valor fiscal al que están tasados los campos quedaron en el pasado (una héctarea en la mejor zona santafesina está valuada en 2000 pesos mientras que el precio de mercado es 6000 dólares): "no podemos ser necios y desconocer el valor actual de los campos".

Pero inmediatamente, el dirigente sale al cruce y remarca que "habría que discutir primero el destino de la plata" ya que "si es sólo un aumento de la alícuota dejando el resto todo como está: ya decimos que no".


Tasa por tributo
Buzzi se quejó porque este incremento habilitará a que "los intendentes o presidentes comunales aumenten los litros de gasoil de la tasa por hectárea, que más que una prestación de un servicio es lisa y llanamente un impuesto".

Buzzi considera que "otra cosa sería que si se aumenta el inmobiliario se anula la existencia de la tasa por hectárea" y planteó la necesidad de reveer la distribución del impuesto: "Porque hasta ahora el sur subsidio al norte -del total recaudado el sur aporta el 60%, el centro el 25% y el norte el 15%- y hoy la situación no es la misma, en el norte no es todo atraso". Y remató: "Hay que rediscutir toda la estructura del impuesto inmobiliario, no sólo un aumento de la alícuota".