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domingo,
02 de
octubre de
2005 |
El boom del bisturí. Vienen de vacaciones y se van "nuevos"
Las cirugías plásticas locales ya
importan pacientes del exterior
Son rosarinos y gente de su entorno que viven en otros países. Atraen los precios y la calidad de la atención médica
Lucas Ameriso-Pablo R. Procopio / La Capital
Vienen a visitar a sus familiares o amigos a Rosario y de paso se hacen una refrescadita en el rostro. Hay mujeres que regresan a sus países de residencia con implantes de mama y hombres de negocios del cercano Oriente que vuelven a sus trabajos en Dubai renovados con una "lipo". Rosario asiste a un fenómeno tan novedoso como incipiente: la importación de pacientes que residen en Estados Unidos, Israel, algunos países europeos y Chile. La razón resulta tan obvia como sencilla. En la Argentina posdevaluación, modificar una parte del cuerpo cuesta una cuarta parte que en el Primer Mundo con las mismas técnicas y materiales utilizados allá.
En los quirófanos de las clínicas y sanatorios privados ya no son sólo rosarinos los que se someten al boom del bisturí. Por el contrario, desde la Sociedad de Cirugía Plástica de Rosario, su titular Guillermo Siemenczuk, reconoce que existe un aumento de pacientes arribados a Rosario desde otros países. "Claro que la gran mayoría tiene familiares o amigos viviendo en la ciudad, y son argentinos que residen en el extranjero", precisa el profesional. Justamente llegan para fin de año o las vacaciones de invierno y aprovechan para hacerse unos toquecitos.
Este fenómeno también fue confirmado por el cirujano plástico, Walter Giustozzi. "Existen dos grupos poblacionales que son de afuera. Los extranjeros que en su mayoría recalan en Buenos Aires o en Mendoza (sobre todo los chilenos) y los otros, legiones de rosarinos que viven en Europa, Estados Unidos o trabajan en oleoductos o cerealeras de Dubai o Israel", precisó el médico. Sobre este último grupo, Giustozzi indicó que opera a razón de un paciente por semana; cifra en ascenso en los últimos meses a raíz del boca a boca que se produce en estos grupos familiares. "Primero se opera el rosarino que vive afuera, pero después le siguen los cónyuges, los parientes y hasta los amigos", remarcó el especialista.
La cuestión monetaria es la causa principal que explica esta situación. Si en Europa un implante de mamas tiene un presupuesto de seis mil euros, acá -con la misma calidad prestacional- sale seis mil pesos, o sea la cuarta parte.
Hombres y mujeres
De los pacientes foráneos, un 70 por ciento son mujeres y un 30 por ciento, hombres. Sus edades oscilan entre los 20 y los 50 años. En general, los varones se hacen lipoaspiración, abdominoplastia, lifting, orejas y nariz.
"También inciden otros factores -acotó Giustozzi- porque en España existen compañías de cirugía estética (donde no se elige el profesional que interviene), en cambio acá el paciente llama a su médico al celular. Es decir, que además de los costos, incide la confianza, el trato y la calidad médica".
Para Siemenczuk, la afluencia de los pacientes que viene del exterior se acentuó hace tres años, empujada por el efecto posdevaluatorio.
"Llegan al consultorio por una cuestión de costos, saben que el post-operatorio es corto y que lo pueden hacer durante sus vacaciones mientras visitan a un familiar. Luego, vuelven a sus países de residencia totalmente renovados", razona el cirujano plástico.
Tanto es así, que hasta varias agencias de viajes propusieron a la Sociedad de Cirugía hacer un convenio para traer pacientes del exterior y armar una suerte de "charter del bisturí". La propuesta fue rechazada "al no poder asegurar cuánto tiempo de recuperación y consultas son necesarios en cada caso y por resultar algo reñido con la ética profesional", aseguraron desde la Sociedad.
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