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 domingo, 02 de octubre de 2005  
La ilusión de que el espejo devuelva una figura soñada
Invierten ahorros en sentirse bien con sus cuerpos

"La ilusión de mi vida era bajar este salvavidas". A Caro (32) no le importó reducir buena parte de sus ahorros, aunque sí estaba empecinada en bajar los rollos del abdomen. Como tantas chicas, mujeres y hombres quería modificar su imagen, estar "más linda, más presentable" y que el espejo le devolviera una faceta soñada.

La Capital fue testigo de varios cambios y, a la vez, de las nuevas vidas que muchos pacientes dicen tener. Virginia (35) recién ahora usa bikini, cuando antes de su lipoaspiración jamás lo había hecho. "No soy una modelo -aclara-, pero estoy contenta".

Quizás, al deshacerse de las imperfecciones que los persiguieron siempre, muchos rosarinos estén convencidos de que mejoraron su estándar de vida y logren relacionarse mejor con los demás y hasta con ellos mismos. ¿Será realmente así? ¿De qué sirve no tener arrugas o pliegues indeseados, las mejillas frescas, una nariz más recta o respingada, las tetas elevadas y las piernas y el abdomen sin esa adiposidad odiosa?

Patricia, de 22, se operó la nariz y no dudó en remarcar que ahora es "otra". Antes tenía vergüenza "de todo", porque la nariz no "iba" con su cara. Pero, ¿por qué no se acepta el cuerpo con el que se nace?

Cuando los pacientes logran decidirse, el médico les pregunta por qué se quieren operar. Las respuestas son varias, pero las más repetidas refieren a que buscan aceptar mejor su cuerpo y superar problemas de autoestima.

"Creo que sí", responde Virginia ante la consulta de este diario. Tal cual. Aguantó sin problemas la cirugía y el post-operatorio -hasta en pleno verano- porque, para ella, era mucho más fuerte la búsqueda del resultado que su costo. Inclusive el monetario. Antes de la operación había viajado a Europa y no dudó en abortar otro posible viaje para destinar ese dinero a someterse a la estética. Es más, su decisión estuvo siempre acompañada por el apoyo de amigos y familiares. "Por lo tanto, no había dudas", aclaró.


Una planchadita
Susana cumplió 65 años y no tiene reparos en contar y mostrar que cada seis meses se hace una "refrescadita" con botox, una sustancia que intenta impedir la contracción de los músculos y, por ende, elimina arrugas. "A los siete días de aplicado, el paciente ya está planchado", dice frontal el especialista Guillermo Siemienczuk. En rigor, el efecto comienza a los dos días de aplicado, pero el pico se registra a la semana.

Según varios médicos es poco común que las personas operadas pretendan tener caras o cuerpos espléndidos y quieran igualar a figuras del espectáculo que suelen idealizarse. De vez en cuando aparece alguien que quiere parecerse a una estrella glamorosa, aunque, en realidad, las referencias son siempre a amigos o conocidos. Nancy (29) se aplicó siliconas a instancias de una compañera de trabajo. "Las tenía tan bien que me dio bronca verme mis lolas; averigüé con un médico y me fui al quirófano", exclama hoy contenta con sus nuevos pechos.
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