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 miércoles, 21 de septiembre de 2005  
OPINION
Una medida indispensable

"Económicamente, la provincia está pasando por un momento excelente". Rápido de reflejos, el colega Coco López cortó a su entrevistado con una advertencia: "Mire ministro que los maestros están escuchando". El ministro de referencia era el titular de la cartera de Obras Públicas de la provincia, Alberto Hammerly.

El comentario, hecho este fin de semana en un programa televisivo, fue tan desacertado como el regreso a los medios de la publicidad oficial que pregona mejoras concedidas al sector docente y prometidas para maestros que, con 60 años, aún aguantan frente al aula. Y no menos desacertadas que el oportunismo socialista de homenajear a los maestros en su día en el medio del conflicto provincial.

Al menos resultan irritantes, aportan muy poco al diálogo que se reclama y dificultan la posibilidad de acercar posiciones para alcanzar un acuerdo que garantice el derecho educativo. Sobre todo cuando la realidad de la educación santafesina dista de la buena calidad.

Tan irritante como -salvo excepciones- el triste papel de los legisladores santafesinos, que ni lerdos ni perezosos se apuraron a sancionar la ley de blanqueo, discutir la de paritarias y tratar el proyecto de cambios para la jubilación docente.

Hay una versión que indica que los diputados justicialistas cercanos al reutemismo no se bancaban más estar pegados al desprestigio en que los ubicaba el paro docente, y por eso apuraron el tratamiento preferencial a la propuesta del Ejecutivo para el sistema previsional -vale recordar que no convence ni al más crédulo de los educadores-.

Lo cierto es que, más allá de esto, se esperaba que los maestros dieran una vez más una nueva oportunidad.

La comisión constituida en abril fue una ocasión valiosa para atender no sólo lo puntual de las mejoras salariales, sino también los reclamos que ya son harto conocidos.

Hacía años que Amsafé no gozaba de este derecho de sentarse en una misma mesa con el gobierno para analizar una propuesta. Sólo hay que hacer memoria y revisar cuál era la política educativa en tiempos de Reutemann: nada de diálogo, ni monólogo y menos ideas para discutir.

Abril era la oportunidad para debatir básicamente por qué un gasto que supera los parámetros establecidos por las recomendaciones internacionales del 25% del total del presupuesto provincial (es poco más de 1.500 millones de pesos) no alcanza a ofrecer un servicio digno en materia educativa.

Lo cual implicaría desde atender a las mejoras laborales hasta revisar el empeño en subsidiar la escuela privada en detrimento de la pública, entre otras cuestiones.

Aunque la cercanía de las elecciones de octubre vuelva sospechosa cualquier promesa, la necesidad de revisar las formas de acercar el diálogo se vuelve más que nunca indispensable.
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