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 domingo, 12 de diciembre de 2004  
¿Sobrecosto o reactivación?
Empresarios pymes comerciales e industriales apoyan las subas. Aseguran que impulsará el mercado interno

Con el desfasaje de ingresos que produjo la devaluación en el bolsillo de los argentinos, sumado a un incremento progresivo de los precios -que si bien no llegó a convertirse en inflación desmedida sí impactó en los valores de la canasta básica (creció 3,8 por ciento en un año)- ya que resulta al menos anacrónico el argumento de que subir salarios resta competitividad y representa un costo laboral imposible de afrontar por las empresas.

Las mismas compañías -fundamentalmente las que operan en el mercado interno- reconocen que engrosar la capacidad de compra de los asalariados termina beneficiándolos por el efecto derrame del incremento del consumo.

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) salió esta semana a respaldar una recomposición salarial, incluso apoyando el decreto del gobierno. "La economía argentina tiene una crisis de demanda y resulta indispensable el incremento de salarios para recomponer el mercado interno del cual dependen las pymes comerciales e industriales", dijeron los empresarios.

"Ese es un clásico planteo de los empresarios", dijo el titular regional de la CGT, Néstor Ferraza sobre el discurso que asocia recomposición salarial con caída de la competitividad y señaló que en este sentido "el gobierno debe pedir explicaciones a empresarios e industriales de por qué razón existen aumentos en el precio de los productos y los servicios que generan inflación y desarrollar controles en ese aspecto".


Una canasta inalcanzable
Con los últimos aumentos por decreto dispuestos por el gobierno, sumados al incremento del 50% en las asignaciones familiares, "ningún trabajador tendría que estar con un salario menor a los 680 pesos", dijo uno de los conductores de la tripartita CGT, José Luis Lingeri.

En rigor, en el universo de los trabajadores formales aún hay un buen trecho por andar en materia de salario, ya que la canasta básica en el mes de noviembre alcanzó los 735,88 pesos. Esto es, una familia con dos hijos necesitó de ese monto para poder comer, viajar y comprar ropa, un 3,8 por ciento más que en igual mes del año pasado.

Mientras tanto, el mes pasado el índice general de precios minoristas se mantuvo pero la canasta básica de alimentos subió 0,1%.

En consecuencia, con estos indicadores, la inflación acumulada en el año se mantuvo en 5,2 por ciento.

Con estas cifras, la disputa por el salario se avecina no sólo en el frente privado sino también en el ámbito público, especialmente después de que los decretos presidenciales pusieran un techo a los aumentos de 100 pesos para este sector.

Pero no sólo se trata de sumas fijas, también los trabajadores están reclamando reescalafonamiento del sector público, en algunas áreas y recategorizaciones en el ámbito privado.
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