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 sábado, 04 de diciembre de 2004  
Incalificable. Una pareja presa por el asesinato de un pibe hallado hace dos meses junto a la autopista Santa Fe-Rosario
La pesquisa por el crimen de un nene desnudó un sórdido drama familiar
En medio de una cruel discusión en una casilla de la zona sur, un hombre mató a golpes al pequeño hijo de su concubina. Después enterró el cadáver en Coronda y, mediante amenazas, obligó a callar a la mujer

Ariel Etcheverry / La Capital

La investigación que se inició dos meses atrás, al hallarse el cadáver de un nene de 6 años semienterrado a la vera de la autopista Rosario-Santa Fe, reveló una trama de violencia y ocultamiento en el seno de una humilde familia. El padrastro del pibe fue detenido antenoche por agentes de la Brigada de Homicidios de la Unidad Regional II acusado de matarlo a golpes e intentar hacer desaparecer el cuerpo. La mamá también quedó arrestada, imputada de encubrimiento, ya que habría presenciado la terrible golpiza a la que fue sometido su hijo y, además de no haber hecho nada para detenerla, calló lo ocurrido por temor a que su pareja tome represalias contra ella.

Así lo reconoció la misma mujer ante los policías que la interrogaron luego de comunicarle que ella y su concubino tenían un asunto pendiente en la justicia de la ciudad de Santa Fe. Entonces, Delia Albarracín, de 28 años, se quebró emocionalmente y relató lo que un día de principio de septiembre, ocurrió en la humilde vivienda de Rui Barboza y Bermúdez, en la zona sur de la ciudad.

La mujer dijo que era de noche cuando tuvo una más de las tantas discusiones que mantenía con su concubino, Alberto Gómez, de 41 años. Y que el hombre reaccionó con un brote de violencia. Así, ella recibió varios golpes, pero Gómez también la emprendió a puñetes y patadas contra uno de los hijos de Delia, Juan Nino Rodríguez, de 6 años, quien lloraba desconsoladamente al ver sufrir a su mama.

Tras la golpiza, el nene quedó exánime en el piso de la casilla. Gómez envolvió el cuerpo con una frazada, lo cargó en una camioneta y se marchó. No volvió hasta la mañana siguiente. Cuando volvió a cruzarse con Delia dijo que había pasado la noche en Coronda y que dejó al chico por ahí.

Nunca dijo Gómez que había llevado al nene a un centro asistencial y su concubina lo sabía. Por eso, los voceros policiales creen que la mujer calló por miedo. Un silencio que terminó agravando su situación procesal.

El caso es investigado por el juez de instrucción de Santa Fe José Manuel García Porta, ya que el cadáver de Nino apareció al costado de la autopista Brigadier López, a la altura de Coronda. El cuerpo fue descubierto por empleados de Aufé, la concesionaria de la ruta, durante tareas de limpieza. Estaba a menos de 50 centímetros de la superficie, cubierto por un montículo de tierra suelta, vestía una remera azul y tenía seccionado el brazo derecho y la pierna izquierda. Al principio, fue un verdadero misterio para la policía porque fue muy difícil identificarlo. Además, en ninguna de las unidades regionales de la zona aledaña a esa vía de comunicación se habían radicado denuncias por averiguación de paradero de niños o adolescentes.

Lo que estuvo claro desde el comienzo fue que el nene murió de forma violenta, ya que a pesar del estado de putrefacción que presentaba aparecieron huellas inequívocas de que había sufrido una paliza tremenda. El caso entró en un cono de sombras y lo más extraño fue que no apareciera alguien que reclamara el cadáver de un chico de no más de 10 años.

La punta del ovillo apareció en Rosario a fines del mes pasado. La información que se recibió en la Brigada de Homicidios decía que un nene habría fallecido a raíz de los golpes que le efectuó su padre en un típico hecho de violencia familiar.


Un hombre y dos vidas
"Teníamos los nombres de los padres y la zona donde vivían. Pero no estábamos seguros de los apellidos de los chicos, porque teníamos entendido que este hombre no era el padre biológico de los menores", comentó ayer el jefe de Homicidios, subcomisario Daniel Corbellini.

La cuestión fue que los policías detectaron que el hombre sospechoso era Alberto Armando Gómez, quien el 16 de noviembre pasado estuvo envuelto en una reyerta familiar en la cual llegó a amenazar con arrojar desde un segundo piso a su hija Evelin, de dos años. Esto ocurrió en un departamento Fonavi de Sánchez de Thompson al 100 bis.

Los investigadores comenzaron a cotejar datos y así establecieron que por aquel hecho, Gómez, un enfermero naval y veterano de Malvinas, estuvo detenido tres días y luego recuperó la libertad.

Siguiendo el hilo de ese caso, los detectives de Homicidios llegaron a conclusiones interesantes. Por ejemplo que Gómez tenía dos mujeres. Una de ellas era Delia Albarracín, con la que vivía en una casita de Rui Barbosa y Bermúdez, con los tres hijos de la mujer: Luciano, de 9 años; Olga, de 8; Juan, de 6, y Evelín, de 2. La otra dama es Silvia T. a la que solía ver en el departamento de Sánchez de Thompson, donde protagonizó la pelea en la que quiso arrojar a Evelín por la ventana. De acuerdo a lo reconstruido por los investigadores, Gómez solía llevar a los hijos de Albarracín de visita a lo de Silvia, aunque nunca le dijo que eran de su otra pareja. "Decía que eran del orfanato y que los sacaba a pasear", comentó Corbellini.

Pero lo que terminó de acrecentar las dudas fue la actitud de Albarracín luego del episodio en la calle Sánchez de Thompson. Cuando Gómez estaba detenido en la seccional 11ª, la mujer se llegó hasta esa repartición y se identificó como la madre de los tres chicos que estaban con el hombre cuando tuvo el "brote de locura". La policía le restituyó las criaturas y ya por entonces no estaba Juan. La desaparición del chico jamás fue denunciada. Pero la información obtenida por Homicidios en el barrio y de parte de algunos familiares coincidían en señalar que Delia tenía cuatro y no tres criaturas.

Con esa información reunida, el subcomisario Corbellini viajó el miércoles pasado a Santa Fe y le presentó todo al juez García Porta, quien dispuso que Gómez y Albarracín queden detenidos e incomunicados. Entonces, la policía comenzó a rastrear a la pareja hasta hallarla en el pasaje Ensenada al 5000. La comisión de Unidades Especiales se presentó en el lugar. "Nos atendió Gómez. Le informamos que había una situación judicial en Santa Fe que debía regularizar. Le pedimos a la mujer que lleve a sus hijos y así confirmamos que había tres nenes nomás", resumió Corbellini. Luego de algunas evasivas con las cuales Albarracín intentó demostrar que tenía tres hijos y no cuatro, terminó quebrada y confesó todo.
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A Nino lo mataron por llorar ante la agresión sufrida por su mamá.

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