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 sábado, 04 de diciembre de 2004  
La historia de un implacable maleficio de los gitanos

No cabe duda de que el Encuentro de las Colectividades está signado por la lluvia. Si bien históricamente se realizó a mediados de noviembre, una época que suele ser tormentosa, resulta llamativo que ahora que su fecha fue modificada también se registren precipitaciones. Por eso, más allá de las cuestiones climáticas propias de cada época del año, mucha gente comenzó a reparar cada vez más en el mito de que una "maldición gitana" es el "verdadero" motivo de que la fiesta nunca deje de estar pasada por agua.

Si bien el año pasado la inauguración (7 de noviembre) empezó y terminó sin la más mínima amenaza de lluvia, mientras se desarrollaba la feria se produjo un temporal que dejó más que huellas en el predio del Parque Nacional a la Bandera. Volaron techos y hubo todo tipo de daños.

Los responsables siempre se mantuvieron reacios a cambiar de mes y cuando finalmente lo tuvieron que hacer obligadamente (debido al Congreso de la Lengua), la fuerte tormenta de ayer les dio la bienvenida.

En 2002 el debut se realizó entre gotas pero no se suspendió, contrariamente a lo ocurrido un año antes cuando otra tempestad sí obligó a cambiar el día del estreno. Igual que el mojado cierre de 2000 y varias noches de esa edición.

Desde hace 20 años, la mayoría de las fiestas (sino todas) tuvo la permanente impronta de la lluvia. A esta altura de los acontecimientos los rosarinos ya no soslayan un historia de leyenda. Cuentan que una "maldición gitana" es la responsable de tanta agua. El maleficio habría surgido a partir de que a un grupo de gitanos se le impidió formar parte del encuentro.

Una de las más antiguas organizadoras, Ana María Rolando, confirmó a La Capital que "hace muchos años" una pareja de gitanos pidió tener un stand y no se lo permitieron. "Hay que respetar el estatuto que sólo refiere a la participación de colectividades; ellos forman una comunidad", argumentó. Desde aquel momento, las tormentas casi no pararon. Creer o reventar.
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