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 miércoles, 22 de septiembre de 2004

Sin almidón. El músico dirige la Sonfónica Provincial mañana en el teatro Broadway
Ernesto Acher: "No creo en el director de orquesta que utiliza el frac como un escudo"
El ex Les Luthiers y La Banda Elástica propone un concierto con el énfasis puesto en la comunicación con el público

Fernando Toloza / La Capital

Ernesto Acher dirigirá la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario mañana, a las 21, en el teatro Broadway, San Lorenzo 1223. Con un estilo desenvuelto y siempre preocupado por el público, Acher aseguró que el programa de un concierto es importante pero lo decisivo es otra cosa: la comunicación, que el espectador sienta que en la sala se tiene que producir algo diferente al disco. Ex miembro de Les Luthiers y uno de los líderes de la recordada La Banda Elástica, Acher se negó en principio a hablar de Les Luthiers. "Si la nota va a ser sobre Les Luthiers, la terminamos acá", dijo para después allanarse en una charla que finalmente llegó a Les Luthiers pero en el lugar que, según Acher, le corresponde: una etapa importante de su pasado, de gran placer y rendimiento económico, pero no la única y muy distante de su presente en Chile donde, informó, vive desde hace tres años componiendo, dirigiendo, enseñando y reescribiendo música.

-¿Qué público espera para este concierto?

-El público habitual de conciertos sinfónicos pero un poquito más amplio, que ha venido a mis conciertos en otras oportunidades, un poco más flexible y que gusta más del clima festivo que yo pongo. Trato de quitarles solemnidad a los conciertos. Para decirlo en una palabra de uso común: lo aburrido de los conciertos no depende del programa sino de la onda que pongas desde el escenario; de la onda que le transmitas a la orquesta.

-¿Solemnidad o seriedad?

-La seriedad o profundidad son una consecuencia, no un punto de partida. De arranque, una sinfonía de Tchaikovski no es seria ni profunda, no es nada. Todo depende de cómo la hagas. Entonces, la seriedad no es automática. Si así fuese, bastaría poner a las computadoras a tocar una notitas. La sinfonía es lo que se produce en el escenario. No me considero un buen director, creo que soy uno de los del montón pero soy capaz de tirar buena onda y ponerle un plus desde otro lado a la música. Hay grandes directores que lo hacen, que son los que yo admiro y en los que creo. Son los directores que por ahí se ponen el frac pero no se escudan detrás de él. Ponerse el frac y vestirse de etiqueta no es garantía de seriedad, es garantía de haberse vestido elegante (risas).

-¿Acher es una garantía?

-Cuando se dice "Acher en concierto" es que Acher está invitando, diciendo "vengan que la van a pasar bien". Entonces viene un señor, compra la entrada y desde el momento en que el señor se sienta, la obligación de que la pase bien es mía. Yo soy el que está obligado. El público tiene que ser bien tratado, considerado y no tiene que ser ofendido por no saber música clásica. En general, los conciertos de música clásica se pueden comparar con cuando uno invita a gente a su casa, y cuando está lleno, uno se va, o no le habla, y está de espaldas sin darle cinco de bola. La siguiente vez es muy difícil que vaya alguien. Esto es más dramático porque hay más competencia. Antes, escuchar música clásica con discos de pasta o aún de vinilo era una cosa, e ir a un concierto era otra. Todavía, desde el punto de vista sónico es igual, pero cuando ponés en la balanza que es en vivo pero no te da nada, y que la sensación de que yo esté o no esté da igual, y de pronto tengo una maravillosa versión de Solti con Chicago... me quedo en mi casa. Al vivo no le van a ganar nunca, pero mientras el vivo ponga lo que el disco no tiene.

-Volvamos al principio, ¿por qué se enojó cuándo le pregunté lo de Les Luthiers?

-Ahora que charlamos te voy a contestar la pregunta. No estoy enojado ni tiene nada que ver con vos. Es una cosa de respeto a la persona que va a leer la nota, o la persona que yo quiero que lea la nota. Que sepa sobre mí hoy, pero si siente que empiezo a hablar de mi hace 20 años... Les Luthiers es una parte importantísima de mi pasado. Fueron años que disfruté a lo bestia, además de haber aprendido y ganado mucha plata. Hice todas, pero mi Les Luthiers se empezó a ir en los últimos años que estuve. En alguna otra reencarnación debo hacer sido pirata o bandolero porque me gusta el desafío, el airecito que corre cuando uno camina. No me gusta instalarme. La adolescencia era fantástica, pero en algún momento había que irse. Sobre todo porque hice cosas que después me gustaron mucho como La Banda Elástica, que nació para tocar en countries pero llegó a los teatros y a tocar todas las noches diferente. Me gusta usar la imagen del espejo de la mañana. Si cada mañana al levantarme veo en el espejo que estoy contento, es que porque siento que hice las cosas bien.

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Acher no justifica que se ofenda al espectador porque no sabe de música clásica.

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