 | miércoles, 22 de septiembre de 2004 | opinion La oportunidad Lisy Smiles / La Capital Apenas comenzó el conflicto docente una de las salidas posibles que se barajó entre los analistas era la de la reestructuración del Estado provincial o al menos su modernización. Sin descentralización, lejos de la autonomía, con estructuras más cercanas al clientelismo laboral que a la eficiencia, la burocracia santafesina hoy se alimenta a sí misma.
Sin dudas la promesa de la revolución educativa (una de las consignas electorales de Obeid) indefectiblemente va de la mano de un Estado donde se privilegie al ciudadano, una categoría un tanto más exigente que la del contribuyente.
La disparidad de funciones, cargos y sueldos en la planta del personal provincial está a la vista. Bastan sólo algunos ejemplos: la EPE y su escala salarial, los judiciales, camilleros, enfermeras, maestros, oficinistas, asesores legislativos, médicos, porteros y tantos otros reciben en sus bolsillos cifras absolutamente dispares.
Mientras, un paro de maestros, protagonizado por ciudadanos, se extiende en el tiempo. Un conflicto que aparece como una oportunidad. Oportunidad para desmontar quizá el único gesto de política educativa que han dejado los sucesivos gobiernos democráticos en esta provincia: el presentismo. Ese invento que sólo se aplica a este sector de la "gran familia provincial".
En buena hora que el gobernador Obeid haya decidido poner sobre la mesa la problemática del empleo estatal de la provincia. Así se podrán comparar los premios anuales que reciben algunos empleados, la baja asistencia de asesores legislativos, la productividad de los distintos sectores, las condiciones laborales de los médicos de la salud pública y de sus auxiliares. Pero además ese marco, el de la mesa amplia de la discusión salarial, permitirá que todos los sectores puedan reconocer el valor de la educación como política de Estado y el costo de no llevarla adelante. enviar nota por e-mail | | |