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 domingo, 19 de septiembre de 2004

Mario Pergolini regresa a Rosario con su programa de radio "Cuál es?"
"Yo ya entendí que en el momento de la competencia algunos tienen que sangrar"
El conductor de "CQC" dijo que comprende los códigos despiadados que se manejan en la guerra por el rating

Carolina Taffoni / La Capital

Mario Pergolini vuelve a Rosario con cada primavera. Y no precisamente porque lo conmuevan el amor, las flores y los pajaritos. "Nos enamoramos de Rosario, qué boludez enamorarse a esta edad, ¿no?", se pregunta con tono socarrón. En realidad es un acto fallido. Este año Pergolini cumplió los 40 pero no acusa recibo. "A mi edad me siento un eterno joven", aseguró después.

El próximo martes el conductor estará en el Parque de España transmitiendo en vivo su programa "Cuál es?", que ya lleva 12 años en el aire. En charla con Escenario reconoció que es un adicto a la radio, disparó contra los oyentes chupamedias, admitió que "CQC" estuvo muy cerca de ser funcional al poder y dijo comprender la guerra despiadada por el rating.

-¿Alguna vez te cansaste de la rutina diaria de la radio?

-No, las veces que pensé que iba a dejar la radio me agarró diarrea, estuve deprimido. Yo odio cuando no estoy en la radio, me quiero matar. De hecho falto una o dos veces al año. En vacaciones me escapo para hacer radio, voy a comprar cigarrillos y paso por una radio cualquiera para hablar. No soy un adicto al trabajo, pero sí a la radio.

-Ahora hay FMs para todos los gustos. De todas maneras, ¿qué está faltando en la radio actual?

-En la Argentina hay una tradición de escuchar radios con conductores. Mi mamá escuchaba a Fontana, Carrizo, Larrea. Está bueno que haya variedad musical, pero esas radios como Mega, que sólo pasa rock nacional, a los dos años se caen. La radio de hoy peca de que sus conductores son todos parecidos y se siguen asombrando de cada estupidez que te dan ganas de matarlos. Esos que reciben llamados de Chaco y dicen "¡me llamás de Chaco!". Por Dios, no podés ser tan pelotudo. Sigue habiendo unos chupamedias de los oyentes que son ridículos.

-Este año cumpliste 40, ¿te atacó la famosa crisis?

-Creo que la crisis de los 40 se ha corrido. Eso debe haber pasado en los años setenta, en esa época los tipos se veían realmente adultos a los 40. A mi edad yo me siento como un eterno joven. También se ha corrido la maduración de los tipos (risas), hay que reconocerlo. La crisis debe venir a los 50 o a los 40. Lo mismo pasa con las mujeres. Hoy en día una mujer sigue pareciendo joven, sexy, interesante a los 30 y pico de años. Antes a las Catherine Fulop las barrían. Ahora por la actitud, las cirugías, el Viagra, lo que quieras, se ha corrido cierta llegada a la adultez. A lo mejor lo digo porque tengo 40.

-O porque tu público, en general, son adolescentes o veinteañeros...

-Eso influye, te terminás contagiando. Además los que hacemos el programa de radio y de tele vivimos una adolescencia y una juventud medio heavy, con bastante calle y noches largas. Si vos conocés esos códigos y podés hablarlo con sinceridad, los demás te entienden. Lo mismo nos pasa a muchos con Lalo Mir, que tiene cincuenta y pico de años, pero yo no lo veo de esa edad.

-¿Cambiaron mucho las reglas de juego para "CQC" en la Argentina de Kirchner?

-Sí, porque el presidente fue muy vivo. Ya no están más los Rico, toda esa gente que estaba en los actos. Está él, y si no está él no hay acto. Si él te deglute como muchas veces lo intenta y lo logra, nos pone en graves aprietos. Creo que la reconfiguración de "CQC" de este año es interesante. Lo que hicimos con el botón que terminó en una camioneta en el fondo es un acto político.

-¿En algún momento el programa fue funcional al poder?

-El año pasado estuvo muy cerca. Pero porque nos sorprendió Kirchner. Nos deglutió y había que pensar cómo salir. El tema es que cambió el enemigo para la gente. Y "CQC" responde a quién es el enemigo del público masivo. Hoy la gente no ve a su enemigo en el Poder Ejecutivo, lo ve en las empresas públicas, las que brindan servicios, los que legislan y los que administran justicia.

-¿Qué diferencia a Cuatro Cabezas de las demás productoras?

-Cuatro Cabezas no necesita la publicidad de Pol-ka o de Ideas del Sur en programas de alto rating, ni tampoco estar comunicando todo el tiempo lo que está haciendo. Producimos mucho para el exterior, para canales como Fox, HBO y TNT. Lo que hacemos no es de alto rating pero está dirigido a un público muy preciso, con el cual nos movemos muy bien. Si tuviéramos 40 puntos de rating sería más un error que una consecuencia de lo que sabemos hacer. Esta productora sobrevive más allá de un éxito momentáneo.

-¿Cuál es tu posición frente a la alevosa guerra por el rating entre el 13 y Telefé?

-Esto es un negocio, y el que más mida más plata va a hacer. Yo me quejo, pero lo entiendo. Yo entiendo por qué estoy a las once y media, aunque no me gusta, para nada, porque a las doce ya están todos dormidos. La torta publicitaria y el negocio se han achicado muchísimo, y se van a matar. Ahora hay dos jíbaros, en el buen sentido de la palabra, si lo tiene, como (Adrián) Suar y (Claudio) Villarruel, que en esa lucha también se juegan su orgullo. Y el orgullo parece que es aplastar. Ahora a Repetto le van a poner enfrente a "Harry Potter", que cuesta como 400 mil pesos ponerla al aire. Y vos decís: "Loco, te estás gastando 400 lucas sólo para que le vaya mal a Nico". Es despiadado, pero lo comprendo. Yo haría lo mismo. Yo ya entendí que en el momento de la competencia algunos tienen que sangrar.

-¿Y todos esos cambios a último momento en la programación que dejan afuera al mismo público?

-Lo del respeto al público es un verso. Son programas de televisión, nada más. A mi mamá no le va a dejar de cerrar la puerta del horno porque le cambien un horario.

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"Lejos de la radio me deprimo. No soy adicto al trabajo, pero sí a la radio", confesó Pergolini.

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