| miércoles, 25 de agosto de 2004 | Manos mojadas Bárbara tiene 27 años y desde que tiene uso de razón sufre de excesiva transpiración en manos, axilas y pies. Debido a que la transpiración es casi constante debe cargar consigo una toalla para secarse y evitar mojar la mano de quien saluda, ensuciar papeles u otros objetos. Ella es vendedora en un local de ropa y confiesa que si tuviera que cumplir tareas administrativas su vida sería mucho más complicada. Desde su infancia consultó a un dermatólogo, quien le indicó la utilización de cremas con contenido de aluminio que no le dieron el resultado buscado. Dicho tratamiento tenía como desventaja que le producía quemazón en la piel. Aún hoy sueña con hallar la solución a su problema y con volver a sentir las manos secas y calentitas. enviar nota por e-mail | | |