La propaganda china honra al reformista Deng Xiaoping

A siete años de su muerte, preparan exposiciones y una campaña mediática nacional sobre su figura

Pekín. - Durante su vida, Deng Xiaoping siempre se opuso al culto a su persona. Pero siete años después de su muerte, la propaganda china usa el centenario de su nacimiento, el domingo próximo, para iniciar una campaña en todo el país: periódicos, televisión, librerías e incluso exposiciones honran al "arquitecto de las reformas, la apertura y la modernización".

China debe su ascenso al primer nivel del mercado mundial a sus experimentos capitalistas en zonas económicas especiales, que llevaron a la actual "economía socialista de mercado". Pero en la campaña propagandística brota de manera no intencionada el latente conflicto entre los nuevos y los viejos líderes, quienes se resisten a abandonar el poder pese al cambio generacional efectuado hace dos años.

El ex jefe de Estado y de partido Jiang Zemin no piensa siquiera en dejar la presidencia en la poderosa comisión militar. Es más, el político, de 77 años, insiste en salir en los noticieros de la tarde, aunque sea con viejas apariciones públicas.

Sus caligrafías adornan una estatua de bronce de Deng Xiaoping recién inaugurada en su localidad natal, Guangan, en la provincia de Sichuan, así como un nuevo libro del patriarca que dominó la política china desde los años 70 a la década de los 90, cuando se convirtió casi en un "emperador". De este modo, Jiang Zemin deja claro que no piensa renunciar al mando supremo del pleno del Comité Central a celebrarse este otoño (boreal), ni sobre las fuerzas armadas.

Aunque el viejo jefe del Partido Comunista Chino (PCCh) no veía con buenos ojos a comienzos de los 90 las reformas económicas de Deng Xiaoping a las que tanto se oponían los ortodoxos de izquierda del partido, hoy en día se presenta como su heredero ideológico. Y eso que Deng sólo lo consideró una figura de transición antes de que el actual jefe del partido, Hu Jintao, asumiera el poder a la cabeza de una nueva generación de líderes.

No es casual que la hija mayor de Deng Xiaoping, Deng Lin, recordara en una entrevista que su padre se retiró del puesto de jefe militar en 1989, después de que Jiang Zemin se convirtiera en el jefe del partido. Su padre dejó el trabajo a su sucesor de manera completa y "sin ejercer innecesarias influencias", insistió.

Los nuevos líderes no lo tienen nada fácil, con tantos centros de poder y la camarilla de Shanghai de Jiang Zemin. Esta facción mantiene una estrecha relación con los altos empresarios de la metrópolis portuaria y teme que el jefe de gobierno, Wen Jiabao, vaya a frenar demasiado una economía a veces bastante acalorada. Además, los viejos líderes han dado un "no" a las reformas políticas que ha anunciado Wen Jiabao, quien quiere una mayor participación de expertos y los ciudadanos en el proceso político. Precisamente el viejo político Li Peng, tan odiado por el pueblo, tuvo que recordar en la importante revista del partido "Qiu Shi" cómo echaba pestes Deng Xiaoping sobre el "liberalismo político" y defendía el dominio único del partido.

Li Peng, conocido como el "carnicero de Tiananmen" por la brutal represión del movimiento democrático de 1989, época durante la cual ordenó el estado de excepción, consideró responsable máximo de los hechos en la plaza pequinesa a su "maestro más admirado". "El camarada Deng Xiaoping actuó de manera decidida y con la fuerza de un gran revolucionario y político". De este modo, Li arrojaba una luz sobre el lado oscuro del pragmático reformista económico, quien desde los años 50 persiguió a los defensores de los derechos y en 1979 derribó el "Muro de la Democracia".

Tras la masacre de 1989, Deng fue citado con las palabras: "¿Cómo íbamos a permitir que esos estudiantes y mocosos nos derrocaran?". (DPA)