Año CXXXVII Nº 48330
La Ciudad
Política
Economía
El Mundo
Opinión
Información Gral
La Región
Policiales
Cultura
Campo
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Salud
Autos
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 14/03
Mujer 14/03
Economía 14/03
Señales 14/03
Educación 13/03
Campo 13/03


contacto

servicios

Institucional

 miércoles, 17 de marzo de 2004

Plantó un arma para simular un enfrentamiento y varios colegas lo encubrieron
Un juez procesó por homicidio al policía que fusiló a Carlos Gauna
Es el agente Rubén Darío Blanco, del Comando Radioeléctrico. El crimen ocurrió hace diecinueve meses

Jorge Salum / La Capital

No existió un enfrentamiento entre dos tiradores. El joven de 20 años no tenía un Colt calibre 38 y por lo tanto nunca disparó. El único que esgrimió un arma fue el hombre vestido de uniforme azul. Es más: la empuñó, apuntó y abrió fuego. "Tal vez hizo puntería", deslizó ahora un juez. Fueron tres estampidos secos que surcaron el aire del barrio Ludueña. Uno de los proyectiles no falló: pegó en la nuca del blanco, partió cráneo en mil pedazos y destruyó masa encefálica.

Así murió Carlos Angel Gauna, hace ya 19 meses. Al menos es la reconstrucción que pudo hacer el juez de Instrucción Jorge Eldo Juárez. Como resultado de su investigación, el magistrado procesó por homicidio al policía que hizo el disparo fatal. Es el agente del Comando Radioeléctrico Rubén Darío Blanco.

Es lo que Gladys Gauna esperaba desde la madrugada del 9 de agosto de 2002, cuando tuvo la certeza de que de sus siete hijos vivía uno menos. Ayer dijo que extraña "cada día más" a Carlos pero no mostró rencor por Blanco. Paradójicamente, pensó como madre: "Ahora los que van a sufrir van a ser sus hijos, que no tienen nada que ver con lo que él hizo", comentó.

Su abogado, Carlos Varela, también destacó el resultado de la causa. "Este veredicto permite creer en la justicia", dijo a La Capital. Y añadió: "No buscábamos venganza sino que se descubriera la verdad. Ahora iremos por una sanción estrictamente acorde con el derecho".

Si no hubo enfrentamiento, como dijo el juez, entonces la policía lo inventó para justificar un crimen y encubrir a su autor. Es la convicción que queda al cabo de la lectura de la resolución de Juárez, aunque él no lo diga exactamente con esas palabras.

Por eso ahora resulta aún más inexplicable la decisión que había adoptado en agosto del año pasado el juez Luis María Caterina, el primero que investigó el caso. Caterina dio por cierto que Blanco repelió un ataque a tiros de Gauna y juzgó que su reacción fue "proporcional" a la agresión que recibió. Llegó a esa conclusión sin haber reconstruido el episodio y sin interrogar jamás al policía.

Pero Juárez, que se hizo cargo del caso cuando la Cámara Penal dejó sin efecto la resolución de su colega, hizo eso y mucho más. Ordenó pericias, volvió a hablar con todos los protagonistas del caso y fue al escenario del hecho a la misma hora en que se produjo.

Así pudo el juez rearmar la secuencia del episodio y comprendió que Blanco había mentido: aunque Gauna estuviera a punto de cometer un hurto, posibilidad que el juez no descarta, no iba armado y el Colt que supuestamente apareció junto a su cuerpo fue plantado para justificar un tiroteo inexistente.

Se trató, entonces, de un crimen con todas las letras.


Policías bajo sospecha
Blanco y Gómez acudieron al lugar porque supuestamente se estaba cometiendo un robo. Allí se reunieron con Carlos Fernando Ponce, cuya casa es lindera al predio donde estaban los intrusos. Ponce ayudó a Blanco a treparse al tapial desde donde disparó su arma reglamentaria. Por eso mismo, es un personaje central en toda esta historia.

Ahora el juez empleó 120 páginas para desplegar sus argumentos y explicar por qué cree que Blanco cometió un homicidio. Al cabo de su lectura queda claro que la reconstrucción del hecho, que el mismo Juárez encabezó el 10 de diciembre, fue esencial para desacreditar la historia oficial y procesar al policía por homicidio. Y también para tomar otras decisiones igualmente trascendentes en el marco de la causa.

Una de esas decisiones fue dictar la falta de mérito para acusar de homicidio al oficial Carlos Antonio Gómez, quien estaba con Blanco el día del crimen y era el jefe de la patrulla. Pero Gómez igual terminó procesado por falsear actas policiales para encubrir a su subalterno. Y su conducta quedó seriamente cuestionada.

Otro punto de la resolución del magistrado incluye el procesamiento del oficial José Alfredo Soria, quien también falseó las declaraciones policiales de Blanco y Gómez. Su intención fue perjudicar a las personas que estaban con Gauna cuando lo asesinaron, y favorecer así a sus colegas.

Dos de esas personas a las que quería comprometer Soria son Ramón Luis Udi y Fabio Raúl Siaira. Junto a Gauna, un hijo de Udi y otro menor, fueron quienes entraron al predio de una fábrica abandonada, en Larrea 563, aquella tardecita trágica. Juárez no cree que haya sido para buscar una pelota, como ellos sugirieron, sino porque querían robar. Por eso Udi padre y Siaira terminaron procesados por su participación en un intento de hurto agravado, ya que previamente escalaron los muros del predio.

En cambio, el juez consideró que no hay méritos para acusar a ambos de resistencia calificada a la autoridad y de tenencia y portación ilegal de un revólver Colt del 38. No puede haberlo cuando el propio magistrado sostiene que no existe evidencia de que alguno de ellos estuviera armado, y menos que abriera fuego contra el agente Blanco.

El magistrado también decidió interrogar en el futuro inmediato al oficial Víctor Augusto Peña, de la seccional 12ª, bajo la acusación de encubrir a Blanco. Y anticipó que profundizará la investigación y hará nuevas pesquisas, que incluirán careos a varios jefes policiales.

Entre los oficiales superiores que deberán aclarar algunas contradicciones en las que incurrieron durante la pesquisa figuran el ex subjefe de la Unidad Regional II, Luis Selak; el ex inspector de zona con jurisdicción en la comisaría 12ª, Miguel Santángelo, y el ex jefe del Comando Radioeléctrico, Jorge Martínez.

Ninguno de ellos aparece comprometido en el homicidio de Gauna, pero todos tuvieron actitudes que parecen destinadas a encubrir a un colega. Y a dejar impune un crimen.

A Martínez el juez lo cuestiona porque "no se interiorizó ni se involucró funcionalmente" en la investigación de un caso en el que aparecía como protagonista un subordinado suyo. De Selak, en tanto, le llama la atención que no recordara detalle alguno del episodio cuando fue citado al juzgado, y que su presencia en el escenario del hecho "no aportara nada" a la pesquisa.

Sobre la actitud del agente Blanco el juez es lapidario: "Considero que supo desde un principio que había herido o matado a una persona", aseguró. Aunque no está escrito en una línea determinada de su resolución, sobrevuela en todo el texto la idea de que fue el policía quien plantó el Colt 38 para simular un enfrentamiento. El juez Caterina creyó en ello porque dio crédito a un documento policial (el acta de procedimiento) que, según probaría Juárez mucho tiempo después, está repleto de irregularidades y tiene como único fin ocultar la verdadera trama de un crimen.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
La familia Gauna realizó numerosas manifestaciones.

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados