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 miércoles, 17 de marzo de 2004

El asesinato de la secretaria de Ammar
La Federal niega haber seguido a Cabrera
Voceros de la fuerzapolicial en Rosarioinformaron sobre unincidente ocurrido en octubre

El patrullero de la Policía Federal Argentina (PFA) se dirigía hacia la delegación Rosario de esa fuerza. Transportaba a un detenido al que acababan de interceptar en la calle con un arma y una cantidad de cocaína. El móvil se cruzó con un taxi y los policías alcanzaron a ver que una mujer bajaba a toda prisa y entraba en una casa. Como la situación les pareció sospechosa, detuvieron su marcha y hablaron primero con el conductor y luego con la mujer, que al ver a los uniformados regresó a preguntar qué ocurría. Finalmente, como todo estaba en orden, el móvil de la Federal siguió su marcha y la mujer regresó a su domicilio. Del episodio no quedó ninguna constancia porque al no haber delito, que es lo que sospecharon al principio, no fue necesario.

Según fuentes de la delegación local de la Policía Federal Argentina, fue lo que ocurrió la madrugada del 23 de octubre muy cerca de la terminal de ómnibus Mariano Moreno. Aquella mujer era la secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas (Ammar), Sandra Cabrera, quien tres meses después sería asesinada con un disparo en la nuca en un crimen con ribetes claramente mafiosos.

Voceros de la Policía Federal Argentina dijeron a La Capital que aquello ni siquiera fue un procedimiento policial y negaron que estuvieran siguiendo a la representante de las meretrices, como la propia Cabrera denunció al día siguiente ante la sección Seguridad Personal de la policía santafesina.

"No investigábamos ni teníamos motivo alguno para seguir a Cabrera", sostuvo una alta fuente de la delegación Rosario de la Federal ante este diario.

Otro portavoz, también de alto rango, dijo que la líder de las prostitutas "no trabajaba" para ese organismo. Significa que Cabrera no era informante ("Buche", en la jerga policial) de la delegación de la PFA, cosa que según fuentes policiales sí hacía para la Brigada de Drogas Peligrosas de esa misma fuerza.

"Además, ella jamás estuvo detenida en la delegación ni se le inició causa alguna", explicó.

De acuerdo a los datos que proporcionaron estas fuentes, la noche del 22 de octubre una brigada de la delegación de la PFA interceptó a un sujeto en plena calle y le secuestró un arma calibre 22 ("Ahora no recuerdo si fue una pistola o un revólver", admitió uno de los informantes), además de una cantidad no precisada de cocaína. El procedimiento se hizo en la zona de la terminal de ómnibus, un sector que la Federal patrulla a diario buscando droga y contrabando, dos de los delitos que debe prevenir y reprimir esa fuerza.


En disponibilidad
El operativo ya había concluído cuando ocurrió el episodio del taxi. Aquella noche Cabrera se presentó ante los policías y contó que tenía custodia de la policía provincial porque ella y su hija, de 9 años, estaban amenazadas de muerte. Pero la súbita aparición de la PFA en el escenario, las preguntas que los policías le hicieron al taxista e incluso a ella misma le resultaron intimidatorias. Por eso al otro día fue a la Unidad Regional II de policía e hizo la denuncia ante Seguridad Personal.

"Evidentemente se sintió perseguida, pero la verdad es que no sabíamos quién era y no la estábamos siguiendo", dijeron ayer desde las oficinas de la delegación de la Federal, en 9 de Julio al 200.

Claro que la situación de algunos efectivos de la Brigada de Drogas Peligrosas de la PFA es distinta. Uno de ellos ya reconoció ante el juez que investiga el crimen de Cabrera que estuvo con ella hasta las 3 de la mañana del día del asesinato, que fue alrededor de esa hora. También admitió que tuvo sexo con ella y que no sería extraño que hallaron su semen en el cadáver, algo que lo dejó en una situación muy delicada.

Por esa declaración, Asuntos Internos de la PFA ya lo separó de la Brigada y lo dejó en disponibilidad, de acuerdo a lo que revelaron voceros de la investigación del asesinato. El juez, en tanto, aun debe estudiar la evidencia reunida por los pesquisas para decidir su situación en la causa por el homicidio.

Según voceros de la causa, Cabrera tenía una relación estrecha no sólo con ese policía -un oficial inspector con alto perfil en las oficinas de la Brigada de Drogas Peligrosas de la PFA- sino con varios de sus efectivos, que dependen directamente de la jefatura de la fuerza con sede en Buenos Aires y no de la delegación Rosario.

En el pasado habría trabajado como informante de sus detectives y actualmente mantenía una relación afectiva con el oficial que dijo haber estado con ella el 27 de enero, es decir la madrugada en que la asesinaron con un tiro limpio en la nuca.

J. S.

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