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 miércoles, 17 de marzo de 2004

Reflexiones
Terror, política y pensamiento único

Pedro Romero (*)

Los atentados del 11 de marzo en Madrid volvieron a conmover el mundo. El impacto de las imágenes del dolor y el sufrimiento de los inocentes obligan al esfuerzo por contener la reacción cuasi-lógica de la violencia. Las cosas deben quedar claras: la voladura de trenes repletos de trabajadores y estudiantes no admite explicación desde la racionalidad histórica o ideológica alguna. Sin embargo, no es menos cierto que las consecuencias de tan atroz acontecimiento permiten trazar algunas hipótesis para debatir la realidad política de esta aldea global con formato de "conventillo".

En primer lugar, la nueva dimensión del terrorismo como actor internacional. Al Qaeda, esa mezcla peligrosa de fanatismo, finanzas internacionales y la otrora aliada tecnología americana; no parece un problema sencillo de resolver. Se trata de un conflicto de nuevo tipo: des-localizado y difuso, que ameritaría un largo y complejo tratamiento que excede las notas de este artículo. Sí vale la pena advertir que la reacción terrorista no admite lecturas lineales vinculadas a la cosmovisión religiosa del mundo árabe o a emergentes populares de su memoria social y política. Bin Laden no es Nasser.

En segundo lugar, la reacción de EEUU primero en Afganistán y luego junto a Gran Bretaña y España -y otros aliados de menor envergadura- en Irak, no parece ser demasiado efectiva ni aún dentro de la propia lógica de la "guerra preventiva". Resistida por la opinión pública internacional y a la luz de los atentados de Madrid, parece mas un boomerang para sus propios mentores: Aznar perdió las elecciones y Bush parece encaminarse en la misma dirección.

En tercer lugar, los atentados de Madrid y los consiguientes resultados electorales con el triunfo del socialismo, parecen indicar que el escenario internacional admite una lógica ideológica más vigorosa que la desarrollada hoy al interior de las sociedades nacionales. Nadie duda del éxito económico español de la mano de Aznar y el PP en los últimos 8 años, sin embargo el 93% de reprobación popular a la participación española en la guerra con Irak quebró las preferencias electorales previas conforme resultaba insostenible la hipótesis "etarra" sostenida por el gobierno. La vida priorizó al bolsillo, algo que el PP bien podría haber aprendido aún desde la "teoría de la elección racional" que sostiene al proyecto neoliberal del que se consideraba parte. Ya lo sostenía Guiddens cuando era responsable de "adoctrinar" a la joven promesa de "la tercera vía", Tony Blair: "La política es la herramienta que deberá resolver los problemas de la emancipación social aún inconclusos de la modernidad y los problemas de la vida en el mundo de la globalidad".

La ética indica esperar que la amnesia de Tony no habilite el pasaporte al terror. La moraleja para nuestros políticos parece indicar que hoy más que nunca las opciones internacionales son también un basamento insustituible de la construcción del poder nacional. "Dime con quien andas y te diré que harás de nosotros".

La cuarta y última hipótesis de discusión que arroja el 11-M tiene que ver con el quiebre -una vez más- del pensamiento único. Garantía de reglas de juego claras, instituciones fuertes y transparentes y seguridad jurídica parecieran requisitos indispensables -y lo son- para el libre juego del mercado. Sin embargo, las 48 horas posteriores al atentado parecieran indicar que la validez es relativa si se trata de la disputa del poder. Manipulación institucional y mediática, ocultamiento de la información e intento de manejo del sentimiento social, fueron los recursos utilizados por el ejecutivo español. Las imágenes televisivas dejaban ver que a la hora del poder se desvanecen hasta los aliados: Bush apostaba a Bin Laden mientras Aznar bregaba por la ETA.

La enseñanza final para la reconstrucción institucional argentina y latinoamericana es que los pueblos suelen no confundirse, sin embargo algunos consejeros sí -y mucho-.

(*) Director de la Escuela de Relaciones Internacionales. Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (UNR)

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