Washington. - La Casa Blanca considera posible otro ataque terrorista contra EEUU, y la administración del presidente George W. Bush está tratando de preparar al país para esa eventualidad. El Congreso fue informado esta semana por la CIA y el FBI, en un briefing secreto, de que existe un cien por cien de probabilidades de un nuevo ataque terrorista si EEUU lanza una operación militar en Afganistán. Según el Washington Post, "las agencias de inteligencia de EEUU dijeron a miembros del Congreso que es muy probable que los terroristas asociados con Osama Bin Laden lancen otro ataque sobre blancos en este país o en el exterior en un futuro cercano". Sobre la base de "información nueva y de crédito", el FBI y la CIA evaluaron como "muy alta la probabilidad de un segundo ataque contra EEUU", agregó el periódico. Al mismo tiempo, un funcionario advirtió que la información sobre la cual se apoya ese cálculo "bien podría ser una fanfarronada o parte de una campaña de desinformación para impedir que EEUU tome una represalia por los ataques".
Las informaciones "creíbles" sobre un nuevo atentado se basan en interceptaciones realizadas por los servicios de inteligencia en algunos países (Inglaterra, Alemania, Afganistán, Pakistán), afirmó ayer el Washington Post. "La posibilidad de un segundo ataque es altísima", confirmó a la prensa el senador Richard Selby, presidente de la comisión de Inteligencia, rehusando dar otros detalles sobre el informe presentado en el Congreso.
Plan Apocalipsis
La amenaza es considerada tan creíble que indujo al FBI a preparar un plan Apocalipsis: en las 72 horas sucesivas al primer ataque militar norteamericano en Afganistán, se aplicará una "defensa total" del territorio norteamericano y el máximo estado de alerta posible para los objetivos más expuestos que incluyen a centrales nucleares, depósitos químicos, gasoductos, etc.
El vocero presidencial, Ari Fleischer, no negó ayer la credibilidad de la advertencia hecha al Congreso por los jefes de los servicios de inteligencia. Más difícil y complicado para la administración Bush es hallar la forma de comunicar a los norteamericanos esas informaciones sin generar reacciones de pánico..
El más brutal ha sido hasta ahora el secretario de Justicia, John Ashcroft, quien en una serie de entrevistas televisivas habló de "alta probabilidad" de nuevos ataques de la red terrorista Al-Qaeda. La Casa Blanca trató en cambio de usar tonos más suaves. Bush, enfrentado con los problemas de una industria de transporte aéreo que está al borde de la bancarrota, se lanzó a una campaña para convencer a los norteamericanos de que vuelvan a volar. Pero al mismo tiempo advirtió que no hay que bajar la guardia porque el peligro de nuevos ataques no puede ser subestimado.
Los servicios secretos norteamericanos creen que otras células terroristas puedan estar listas y ocultas en EEUU para lanzar nuevos ataques apenas se les presente la ocasión. La esperanza de individualizar vínculos entre los 19 terroristas suicidas con otras células en EEUU se está revelando cada vez más tenue, añaden. (Ansa y Télam)