El índice industrial Dow Jones de la Bolsa de Nueva York cerró ayer con la mayor caída en puntos de su historia, con un amplísimo volumen de operaciones y en medio de temores de que los devastadores ataques de la semana pasada terminen de hundir a la economía en una recesión. El indicador industrial cerró con una baja del siete por ciento para quedar en 8.920,7 puntos. Las empresas más golpeadas por la ola vendedora fueron aerolíneas, aseguradoras y empresas de entretenimiento. Este comportamiento era esperado por los principales analistas, quienes aventuran que después de un período de reacomodamiento, las acciones comenzarán a mejorar.
El sorpresivo recorte de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (FED), la octava en lo que va de año, obtuvo un frío recibimiento del mercado, que reanudó las operaciones después de el más largo cese de actividades desde la Gran Depresión de 1929. De todos modos, algunos analistas dijeron que esta medida impidió una catástrofe de mayores proporciones en el mercado neoyorkino.
El promedio industrial Dow Jones de la Bolsa de Nueva York perdió 679 puntos, lo que representa un 7,07 por ciento, para quedar en 8.920,7 unidades. La caída superó el retroceso record previo de 617,78 puntos, establecido el 14 de abril de 2000.
Las acciones de las aerolíneas, aseguradoras y empresas de entretenimiento fueron las más duramente golpeadas. Las principales aerolíneas han perdido unos 1.000 millones de dólares en la última semana, como resultado de la demanda reducida por parte de los viajeros temerosos, la cancelación de operaciones durante dos días después de los ataques y los altos costos de las nuevas medidas de seguridad.
La ola vendedora estaba prevista
La tendencia a la venta era algo anticipado en un mercado ya frágil por bajas ganancias corporativas y pronósticos desalentadores. Ahora, los temores de que Estados Unidos se aproxime a una guerra y los efectos devastadores de los ataques en la industria aeronáutica y en el resto de la economía, se añadieron a los factores que provocaron las ventas.
Pero una hora antes de que comenzaran las operaciones bursátiles, la Reserva Federal, que espera impulsar la economía y la confianza en el mercado, recortó las tasas de interés por medio punto, la octava reducción en este año (ver aparte).
Los líderes en materia de negocios habían instado a los inversionistas para que interpretaran la reapertura del mercado como una oportunidad de compra y no de venta.
Uno de los inversionistas más conocidos en el país, Warren Buffet, dijo el domingo a la cadena televisiva CBS: "No venderé". No obstante, el optimismo inicial no fue suficiente para salvar el mercado.
"Para comprar acciones, uno necesita cierto tipo de claridad y confianza, y eso es precisamente lo que no hay ahora", dijo Bill Barker, consultor de inversiones de la empresa Dain Rauscher en Dallas.
Por su parte, más de 75 grandes corporaciones de Estados Unidos aprovecharon la fuerte caída de la Bolsa para hacer importantes recompras de acciones. Esto tuvo un doble efecto: por un lado sirvieron de soporte para los valores de estas empresas, y además ayudaron a contener el derrumbre de los mercados.
El cierre en Wall Street se produjo en medio de una frenética ola de ventas que condujo al mercado neoyorquino a registrar un volumen record de operaciones, con unas transacciones que involucraron 2.360 millones de acciones, lo que superó los 2.120 millones de acciones negociadas el 4 de enero de 2001, día en que la FED comenzó a recortar agresivamente las tasas de interés. El índice Nasdaq del sector de empresas tecnológicas perdió 115,66 puntos, es decir un 6,82%, para cerrar en 1.579,71 unidades. El volumen negociado en el mercado Nasdaq también fue enorme, llegando a 2.180 millones de acciones.
De esta forma, el Dow Jones ha perdido casi un 24 por ciento desde su máximo histórico de 11.722,98 puntos que alcanzó el 14 de enero de 2000.