Washington y Nueva York. - El presidente George W. Bush dijo ayer que EEUU busca al líder islámico Osama Bin Laden "vivo o muerto" por los ataques que dejaron más de 5.000 muertos o desaparecidos en Washington y Nueva York, pero el gobierno musulmán de Afganistán se negó a entregarlo. Por su parte, los mercados bursátiles de Nueva York volvieron a operar tras cuatro días de inacción, mientras la policía y los bomberos de la ciudad hacían esfuerzos por rescatar víctimas entre los escombros del World Trade Center. Los precios de las acciones se desplomaron más de un 7 por ciento durante la jornada (la más fuerte de su historia), en medio del llamado de Bush a una coalición internacional para librar una guerra "larga y dura contra el terrorismo". "Yo quiero justicia. Y hay un viejo cartel del Oeste que dice: "Se busca. Vivo o muerto", dijo Bush a la prensa, ante un pregunta de si quería la muerte de Bin Laden.
Bush, durante una visita al Pentágono, advirtió al Talibán -el movimiento que controla Afganistán, donde supuestamente está refugiado Bin Laden- que EEUU los considerará responsables si protegen al líder islámico. "Lo único que puedo decirles es que Osama Bin Laden es uno de los principales sospechosos y quienes le brinden refugio, lo incentiven, le suministren alimentos, comodidad o dinero están bajo aviso", dijo. "Y el Talibán debe tomar mis declaraciones en serio".
Llamado a la tolerancia
Tras los atentados terroristas, en EEUU se registraron numerosos ataques a árabes, indios y otras personas de rasgos orientales. Luego de dos asesinatos presuntamente por odio, Bush realizó ayer una visita a un centro islámico en Washington, para hacer un llamado a la tolerancia y condenar los prejuicios contra los estadounidenses de ascendencia musulmana y árabe. En reiteradas ocasiones Bush dijo esta semana que EEUU no libra una guerra contra el Islam sino contra los terroristas. "Aquellos que expresan furia no representan lo mejor de EEUU, ellos representan lo peor de la humanidad y deberían estar avergonzados de su comportamiento", dijo Bush.
El secretario de Estado, Colin Powell, dijo que la investigación de los atentados con aviones de pasajeros secuestrados apunta a Bin Laden y su organización Al Qaeda, una red internacional de musulmanes unidos por el odio contra EEUU, Israel y los gobiernos musulmanes moderados. "Con cada hora que pasa, con cada día que pasa se aclara que es la red Al Qaeda la sospechosa principal (...) y todos los caminos conducen al líder de la organización, Osama Bin Laden", dijo Powell.
A su vez, el fiscal general de EEUU, John Ashcroft, propuso intensificar las penas por terrorismo y aplicarle los mismos instrumentos ya en vigor contra otros crímenes como los relacionados con las drogas, el espionaje o el lavado de dinero. "Para la lucha contra el terrorismo debemos disponer de los mismos instrumentos y hacerla con la misma intensidad que ya se utiliza para combatir otros delitos como los relacionados con las drogas o con el espionaje", afirmó el ministro de Justicia norteamericano. Junto al director del FBI, Robert Mueller, Ashcroft anunció en conferencia de prensa que "en uno o dos días" el Departamento de Justicia habrá terminado su propuesta y la enviará al Congreso para su aprobación.
La retórica más dura del gobierno estadounidense acompaña claros preparativos para una represalia militar, como el llamado de reservistas a servicio activo, el traslado de buques de guerra y la contratación de tanqueros para combustible.
Crece el escepticismo
En Nueva York, las esperanzas de encontrar con vida a sobrevivientes entre los escombros de los dos rascacielos más altos de la ciudad, que se derrumbaron tras ser embestidos por los aviones, se estaban esfumando. No se ha rescatado a nadie con vida desde el miércoles, en lo que se ha tornado una labor de recuperar e identificar a partes de cuerpos humanos. La cifra más reciente de desaparecidos en Nueva York es de 4.957 y la de muertes confirmadas es de 190. Otras 188 personas murieron en el Pentágono y 45 más en una cuarta aeronave secuestrada que se estrelló en un campo en Pensilvania.
Seis días después del apocalipsis del Bajo Manhattan, gran parte de sus negocios abrieron ayer, cuando todavía el denso humo flotaba sobre la pila de escombros donde una vez se irguieron las torres del Centro Mundial de Comercio. Pero la actividad no fue normal: los empresarios de Wall Street, algunos con banderas estadounidenses, otros con máscaras para protegerse del humo, fueron recibidos por la policía que revisó sus identificaciones.
Respaldo a la guerra
Una encuesta de Reuters/Zogby estableció que el 71 por ciento de los votantes estadounidenses está dispuesto a que EEUU vaya a una guerra contra naciones que "albergan o asisten a terroristas", aún si ello implica numerosas bajas estadounidenses. El 21 por ciento se manifestó en contra. (Reuters, DPA y AP)