Año 49.067
 Nº CXXXIV
Rosario,
domingo  25 de
marzo de 2001
Min 13º
Máx 24º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Fuera de foco
La escenografía del Oscar es rosarina
Diego Siliano es rosarino por adopción. "Siempre partí de cero", afirma

-¿Dónde naciste?
-Nací en Acebal y allí comencé a soñar con un mundo en el que quería laburar. Trabajé como maestro de plástica, que es algo que también me gusta mucho.
-¿Cuáles eran esos sueños?
-Solía filmar con una cámara de video las maquetas que hacía de la nave Enterprise, construida con biromes viejas y una lata de duraznos. También había hecho el cielo con un cartón perforado por donde pasaba la luz y se convertía en las estrellas. A los 12 años me trajeron al teatro El Círculo a ver "Las brujas de Salem", con Milagros de la Vega y Alfredo Alcón, y creía que los murciélagos del teatro eran parte de la escenografía (risas).
-¿Cómo se reveló tu vocación de escenógrafo?
-En Acebal alquilaba videos y copiaba las plantas del set, las luces y los colores de cada película. Eso me ayudó muchísimo a nivel profesional.
-¿Qué trabajos hiciste en Rosario?
-Hice escenografías para el Ballet Group y para el Pro Música. También para los ciclos del programa "Magazine", de Carlos Bermejo, y uno que hacía Alberto Lotuff, en Canal 5. En teatro trabajé con Rody Bertol y Cacho Palma.
-¿Y cómo llegaste a Buenos Aires?
-Entré al taller de escenografía del Colón después de ganar un concurso en 1992. Hice la escenografía y vestuario de muchas puestas como "La zorra y las uvas", de Figuereido; "Así es la vida", de Malfatti; "Edipo Rey", de Sófocles; "Diario de un desaparecido", de Janacek; "Salomé" de Will, y muchas otras. En 1995 gané el premio Beca Escenográfica en Homenaje a Héctor Basaldúa que se da cada diez años, que consistía en la puesta de una escenografía y a través de ese trabajo me invitaron al ente lírico de la Arena de Verona, al stage de la temporada de Verona de 1996.
-¿Y cómo se enteraron en Hollywood de tu existencia?
-A través de Edgardo Zamora, un rosarino que vive en Los Angeles donde tiene un estudio de montaje de eventos. Yo le hice dos negocios, uno en Rosario y otro que tuvo en Punta del Este. El año pasado fui a Los Angeles y realizamos algunas fiestas, entre ellas una para la hija del director de los estudios Universal y la inauguración de un museo. El año pasado se hizo un concurso de propuestas para escenificar el Baile del Gobernador, la fiesta posterior a la entrega de los premios Oscar de la Academia de Hollywood y Zamora es uno de los nueve directores de arte que trabajará en la entrega. Ganamos ese concurso y tuve que trabajar a 14 mil kilómetros y mandando muestras de telas y bocetos por correo. El edificio donde se hace la fiesta se va a demoler y la idea era darle el look que debió tener en la época en que fue construido. Es una onda totalmente europea por eso creo que gustó el proyecto.
-¿Qué significa este trabajo para vos?
-Para mí este laburo es bárbaro porque me reditúa dinero y abre muchas posibilidades.
-¿Qué te distingue como argentino?
-Somos los reyes del reciclado y tenemos un acervo informativo muy grande entonces es más fácil trabajar porque estamos acostumbrados a sacar cosas de la galera. Acá nunca alcanza el presupuesto y siempre partí de cero.


Notas relacionadas
Una semana de trabajos contrarreloj
El gracioso de turno para la ceremonia
Tom Hanks se lo toma con calma
Los caballeros quieren distinguirse
Dieta actoral
La lucha de la taquilla y el prestigio
El gusto americano en películas
Cuando no existen papeles chicos
El talento de unir todas las edades
Las batallas detrás de la cámara
El sospechoso candidato doble
Los mejores no hablan inglés
Mitos y leyendas del cuento del tío
Curiosidades de un sueño
La magia de la alfombra roja
Entre la experiencia y el estrellato
Oscar 2001: La fiesta en la que no hay aburridos
Diario La Capital todos los derechos reservados