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| viernes,
26 de
octubre de
2007 |
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Charlas en el Café del Bajo
—La paz, una necesidad del ser humano que da lugar a todo tipo de pensamientos palabras y acciones. La paz, una meta siempre deseada por los justos o los que están camino a serlo, un propósito no alcanzado porque el mal se ha empeñado (y tiene razones determinantes para ello) en impedir tamaño logro. Hoy viernes, Unión Sionista Argentina de Rosario, realizará un homenaje al escritor Amos Oz. Consistirá en una charla a cargo de Jack Benoliel y Alma Maritano, bien conocidos en Rosario por su labor literaria.
—Rosa Guigui, de Unión Sionista, en la invitación que nos ha hecho llegar señala que “Amoz Oz está considerado uno de los intelectuales más comprometidos en una salida pacífica al conflicto entre israelíes y palestinos, y durante este año fue distinguido con el Premio Príncipe de Asturias a las letras. Su preocupación constante por el fanatismo lo reflejó en su libro “Como curar a un fanático”, cuya distribución entre las escuelas fue aprobado hace unas semanas por el gobierno sueco, con el propósito de “fomentar en los jóvenes el valor de la tolerancia al prójimo y condenar el extremismo violento”. Añade: “Especialmente lo esperamos a usted en nuestra casa, para que juntos a Benoliel y Maritano, podamos construir un espacio de reflexión en la búsqueda de un mundo sin enfrentamientos, odios, guerras y en paz, que como expresara Oz en un reportaje “lo contrario de la guerra no es el amor, lo contrario de la guerra es la paz”. Para que este Shabat podamos brindar en paz y por la paz. Shalom”.
—Lamento mucho no poder asistir, me hubiera gustado escuchar conceptos sobre tema tan importante. A través de todos estos años ha quedado plasmado en esta columna nuestro pensamiento respecto de la paz no conseguida entre israelíes y árabes o, para mejor decir, “entre Israel y grupos islámicos fundamentalistas”. Y hay una gran diferencia en el modo de enfocar la cuestión, porque israelíes es una cosa, Israel es otra, superadora, de aquella y determinante. Y es determinante no sólo para el pueblo judío, sino para la humanidad. Porque cuando decimos Israel, no sólo abarcamos a la Nación, a su pueblo, sino a su destino y el propio destino de la humanidad. Allí comenzaron muchas cosas (por ejemplo la cultura occidental cristiana, porque cristianismo es un desprendimiento de judaísmo) y allí podrían terminar muchas cosas. La paz..., ¡Qué tema! ¡Qué necesidad en millones de corazones! La paz de los pueblos, la paz en el corazón del ser humano. “Shalom”, dicen los judíos al saludarse desde antiguo; “la paz esté siempre con ustedes” le desea el oficiante católico a los asistentes en la misa. La palabra “paz” la repiten los seres sensibles y espirituales a lo largo y ancho del mundo y, sin embargo, esa paz no llega. No hay paz en la tierra, ni en los pueblos, ni en las familias, ni en el corazón de muchos seres. No hay paz porque no hay justicia, no hay justicia porque no hay amor. Y perdónenme, pero diré una vez más, a pesar de muchos, que no hay amor porque el Supremo Bien y su primera ley fue olvidada y el corazón del hombre se dejó encandilar, paradójicamente, por la fantasía que irradia la noche del supremo mal. Tal vez mañana siga con el tema.
Candi II
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