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 domingo, 02 de septiembre de 2007  
Dos candidatos en la sinagoga

Carlos Duclos / La Capital

El título acaso tenga reminiscencias hollywoodenses, parezca el de una comedia de Broadway o de la porteña avenida Corrientes, pero refleja lo que ocurrió el jueves al atardecer cuando primero Rafael Bielsa y luego Hermes Binner llegaron al edificio de la Kehilá, sede de la colectividad judía de Rosario, ubicado en Paraguay al 1100. Los candidatos a gobernador fueron invitados por la Daia Rosario, que preside Rubén Bercovich, y por la Asociación Israelita, cuya titularidad está a cargo de Lisandro Glocer, para encontrarse con toda la dirigencia judía rosarina. Bien puede decirse que fue el último acto efectuado por los políticos en la extensa gira proselitista que comenzaron en los últimos tiempos. Como reza el título, se trató de una suerte de cierre de campaña en la sinagoga. Desde luego, las reuniones no se realizaron en el templo, pero después de ellas algunos de los invitados ingresaron a él para conocerlo. Otros, que ya lo habían visitado, pasaron a su lado con respeto.

Lo cierto es que nadie se propuso reunir a los candidatos del Frente para la Victoria y del Frente Progresista el último día, a la última hora, tan cerquita de una de las tantas moradas que tiene Dios. Pero las cosas se dieron así y si ahondamos, por ejemplo, en la filosofía judía, se podrá decir que no fue coincidencia, pues todo proviene de la divinidad y que todo lo que hace es para bien. Por supuesto que en muchas oportunidades se encargan los hombres de romper aquello que, en lo primigenio, fue pensado por el Supremo Ser para bien.

Como sea, un poco de roce con los lugares y cosas sagradas, aún cuando no se crea en Hashem, puede venir muy bien para inspirar a los espíritus que existen, a pesar de todo. Y si esos espíritus son los de quienes gobernarán, tanto mejor. Pascal decía que en las religiones es necesario ser sinceros: “Verdaderos paganos, verdaderos judíos, verdaderos cristianos”. Por extensión, podría decirse que en política y en la función pública, como en todos los planos de la vida, también es necesario ser sinceros: verdaderos gobernantes, por ejemplo. Acaso el último acto de los dos candidatos en un lugar tan próximo, tan cercano a la verdad, los haya iluminado para lo que se viene.



Cordialidad. Más de sesenta dirigentes de las diversas instituciones que conforman la comunidad judía rosarina compartieron, por separado claro, con los candidatos en un clima cordial. Primero llegó Bielsa, acompañado por Héctor Cavallero y la actual vicegobernadora y candidata a concejala, María Eugenia Bielsa. El ex canciller habló con los dirigentes judíos y recorrió luego las instalaciones de la Asociación. Posteriormente, ingresó a la sinagoga propiamente dicha, al templo, para conocerlo. Se retiró del lugar pasadas las siete y media de la tarde.

Poco después de las ocho de la noche llegó el intendente Miguel Lifschitz, quien va por la reelección, y apenas más tarde arribó al lugar el candidato a gobernador por el Frente Progresista, Hermes Binner, quien también tuvo una larga charla con los representantes de las diversas instituciones judías rosarinas. Tanto Lifschitz como Binner suelen visitar con frecuencia a la colectividad judía de Rosario y conocen muy bien la hermosa sinagoga de calle Paraguay. De todos modos, cuando Binner pasó por el lado del templo dicen que lo hizo con respeto y mirando hacia adentro. ¿Algún pedido inconsciente tal vez? Tal vez también lo tuvo Bielsa.



Pedido. Pero al margen de estas cuestiones, las inquietudes de los dirigentes judíos fueron varias y una muy particular que no sólo estuvo dirigida a los candidatos, sino a los actuales funcionarios: Que de una buena vez se incluya en los programas de estudio de las escuelas secundarias de la provincia de Santa Fe, todo lo que tiene que ver con el Holocausto, es decir que se exponga toda la verdad histórica de lo que debió padecer el pueblo judío e incluso no judío durante la Segunda Guerra Mundial y a manos del nefasto régimen nazi.

El pedido no es sólo razonable, sino justo. En rigor de verdad, la enseñanza de todo lo que concierne a la Shoá, no sólo el durante, sino los antecedentes que le dieron origen y las consecuencias, es no sólo imprescindible para conocer una página dramática en la historia del mundo, sino que es soporte y fundamento para lograr que el mal no prosiga en una nefasta ola de antisemitismo, a veces embozado. El mismo mal que ataca no sólo a judíos, sino a cristianos y a seres de diversos credos y razas, y en general a todo aquello que se opone a sus designios.

Pero por lo demás, el estudio de la Shoá no se agota con el conocimiento, por parte de los jóvenes, de la tragedia que debieron soportar millones de personas, sino que es base importantísima para educarse en la virtud de la no discriminación. Discriminación que antes y ahora sigue lastimando no sólo a las víctimas, sino a los hombres de buena voluntad que anhelan vivir en paz y con justicia. Por ello, el pedido de la comunidad judía es plausible, razonable y necesario. Especialmente en momentos en que en todas partes del mundo (e incluso en nuestro propio país) hay brotes y rebrotes de intolerancia. Y en tren de justificar aún más el pedido de la colectividad judía, el estudio de la Shoá permitiría, también, acercar a los jóvenes a la realidad del dolor profundo, de la injusticia, de la humillación del ser humano y de tantas penas que claman el pedido del compromiso en la lucha contra semejantes aberraciones. En fin, y para terminar con este tema, que ojalá que a los candidatos, que cerraron su campaña en la sinagoga, se les haya pegado uno de los 613 preceptos (mitzvot) del judaísmo que manda “cumplir lo que se dijo”.



Y ojalá también que... Y ojalá también que el proceso de recuento de los votos sea hoy todo lo transparente que es necesario. Por de pronto los diputados Antonio Bonfatti y Raúl Lamberto han presentado una nota al Ministerio de Gobierno reclamando que se garantice el control del proceso electoral. Pero en la misma nota los legisladores socialistas no dejan de estar sorprendidos, pues sostienen que el gobierno de la provincia ha requerido para el control del proceso, los servicios de la institución “Democracia Representativa” que es asesorada por dos “expertos”, Héctor Vanolli y Thomas Legler, quienes se aguardaba que desde ayer se instalaran en la ciudad de Santa Fe. Pero he aquí que según los diputados Bonfatti y Lamberto, “Héctor Vanolli, presidente del Centro Carter en Venezuela, tiene como antecedente la atención del sistema de votación automatizado —voto electrónico— que no es el procedimiento utilizado en el proceso comicial santafesino. Thomas Legler: antecedente como observador del referéndum revocatorio presidencial en Venezuela. Los conocidos vínculos entre funcionarios de ambos países —remarcan los legisladores socialistas— con hechos que han merecido severa reprobación pública, nos llevan a poner en duda la conveniencia de contar con observadores del dicho país”.
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